Cumple a todos

AutorSofía Semo

Una interminable fila a lo largo de cinco cuadras sobre Insurgentes, que culminaba en la plaza Reforma 222, empezó a formarse el jueves para saludar ayer a Carlos Rivera y demostrarle su admiración desmedida.

La fila, de 4 mil personas según Sony Music y la cual cruzaba calles como Hamburgo, Havre y Niza, estaba integrada en su mayoría por niñas y jóvenes, en compañía de sus padres y otros familiares.

Y aunque también se sumaba gente que iba llegando, quienes se situaban al frente de la fila habían apartado su lugar desde el jueves por la tarde, sin importar las torrenciales lluvias de cada noche, el sol, el ruido, el hambre o incluso dormir en plena calle.

"Sé que llevan mucho esperando, yo aquí voy a estar, no me iré hasta haber saludado al último en la línea, por eso el año pasado terminamos a las tres de la mañana", dijo el cantante al aparecer por una puerta del trasfondo de la plaza comercial y darle su primera impresión a la prensa.

Al subir Rivera a la tarima para iniciar la convivencia, los gritos de la multitud rebasaron límites auditivos durante varios minutos, provocando lágrimas entre algunas niñas. Al ver la emoción de los presentes, el cantante, agradecido, les dedicó su nuevo álbum, Guerra.

"Por esto hago música, para ustedes, y que les vaya al corazón; eso es Guerra, una guerra de emociones. Muchas gracias por ser pacientes y estar aquí ahora", dijo al micrófono antes de comenzar.

Desde las 14:00 horas, un grupo de 30 seguidores tuvo el acceso preferente al haber ganado un concurso de una estación de radio, para luego dar paso a aquellos que estuvieron haciendo fila en la calle desde el jueves. Éstos mostraban cansancio, pero mantenían el ánimo a flor de...

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