Crítica mordaz a la posesión

AutorFrancisco Morales V.

"Esto hará que parezca una loca", advierte de entrada la escritora Lionel Shriver, y luego procede a la confesión: "He revuelto mi café con la misma cuchara de peltre durante todo el tiempo que he vivido en el Reino Unido, que es más de 30 años".

Por primera vez durante su residencia en Londres, la autora de la mundialmente famosa novela Tenemos que hablar de Kevin está considerando con seriedad volver a Brooklyn, lo que implica decidir qué hacer con todo el "detritus acumulativo de toda una vida", como llama a sus posesiones.

La mera idea de desprenderse de objetos tan mundanos como su cuchara, explica en entrevista, reafirma la convicción que la llevó a escribir la colección de cuentos Propiedad privada (Anagrama), una radiografía mordaz, pletórica de su conocido humor negro, de la relación que tenemos las personas con todo aquello que creemos poseer.

"¡Esto es ridículo! Es una cucharita estúpida, pero perderla, para mí, habría sido muy importante. Y creo que la razón por la que me enganché con este tema para mi colección es que sí tengo sentimientos muy fuertes con los objetos y los lugares, especialmente con las casas", ejemplifica.

La aparición de este compendio de 10 relatos y 2 novelas cortas representa un hito en la carrera de Shriver (Carolina del Norte, 1957), quien escribió siete novelas antes de obtener notoriedad con la historia de una madre que intenta asimilar la masacre escolar cometida por su hijo, llevada después al cine por Lynne Ramsay, con Tilda Swinton en el protagónico.

Su primera colección del género breve, conformada a lo largo de varios años de prolífica escritura de novelas, aborda a la "propiedad privada" del título en toda la extensión del término.

En el cuento "Recuperación de una propiedad ejecutada", por ejemplo, una joven y ambiciosa especialista fiscal adquiere una casa rematada en el sur de Londres, sólo para enterarse que ahí persiste el fantasma combativo de su dueña anterior, quien se atrincheró en la propiedad cuando el banco intentó arrebatársela.

En "Tipos de cambio", por otro lado, un historiador anciano y su hijo tienen un desencuentro aparentemente nimio por la conversión de libras a dólares de una suma de dinero, que uno le debe al otro, y que acaba marcando su relación de por vida, para mal.

Para la sensibilidad literaria de Shriver, con su ojo afilado para detectar la ironía, las contradicciones humanas y lo involuntariamente cómico de la vida moderna, la relación de las personas con su...

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