La criminología cuarenta años después

AutorDavid Ordaz Hernández
Páginas205-208

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Cuando nació el Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe) la criminología en México vivía un desarrollo incipiente. Si bien es cierto que ya se aplicaban y discutían los trabajos del Dr. Alfonso Quiroz Cuarón, así como los aportes del Dr. Luis Rodríguez Manzanera, era una criminología que observaba sólo la corrección del delincuente, una criminología correccionalista. Así, el Inacipe formó a un grupo de académicos reconocidos pero limitados en

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sus aportes teóricos. Sin embargo, la creación del Instituto dio pie a la construcción de una estructura gracias a la que, con el paso del tiempo, se desarrollaron las raíces de la criminología en México.

Todos estos años la epistemología criminológica ha ido cambiando de acuerdo con nuestra relación con el extranjero. En aquellos años no era fácil recurrir a la diversidad del conocimiento con prontitud y facilidad. Sólo hay que ubicarnos en esa época: los grandiosos setenta, década articulada con los cambios de los años sesenta. En otras latitudes, por ejemplo en Inglaterra, la criminología se confrontaba con el poder y con el control social. El mundo estaba cambiando, dejaba la pasividad de los estudios criminológicos basados sólo en el individuo. Los procesos de criminalización por parte de esta criminología correccionalista se empezaban a cuestionar de manera más seria y con miras a cambios ontológicos del cuerpo de la disciplina.

El Inacipe no fue la excepción y vivió esos cambios poco a poco. La apertura del conocimiento criminológico se dio con calma; era muy fuerte el pensamiento clínico. Por supuesto que esto tenía una explicación, o varias, pero veámoslo desde este punto; en los setenta, con el advenimiento jurídico de la Ley de Normas Mínimas el sistema se enraizó en la fe correccionalista. Asimismo, la industria relejaba una necesidad de hombres caliicados para la producción en masa. No es vana la idea del trabajo, la capacitación para el mismo y la educación como ejes rectores de un tratamiento penitenciario apoyado en la criminología etiquetadora y correccionalista.

El Inacipe formó a penalistas tanto en la mira del derecho como en el fenómeno individual del crimen. No había distinción, no había elección, era un pensamiento que encontraba en la represión y la readaptación los ines de la criminología. Todo dirigido a los mecanismos de control y producción económica. Tras el paso de las décadas la mirada criminológica cambió. La ilusión del "hombre bueno"...

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