Crepé y mucha laca: esencia de peinados

CIUDAD DE MÉXICO, octubre 19 (EL UNIVERSAL).- Tubos, laca, delgados papelitos para forjar rizos, grandes secadores de pelo (donde se metía la cabeza), cepillos, peines, así como amplios espejos y sillones giratorios de cuero, constituían el instrumental de aquellos templos que fueron los salones de belleza. Hoy, existen muy pocos en la ciudad que conservan estas características.

Estos lugares fueron muy exitosos en la década de los 60, a tal grado que casi en cada colonia podía encontrarse uno. Los grandes salones que servían de escuela, llegaban a tener hasta 20 sillones individuales, cada uno frente a un gran espejo o uno solo que cubría gran parte del salón.

Lejos todavía estaban los adelantos en la industria de la moda que, hoy en día, facilitan el trabajo de los estilistas. Las secadoras de pelo que hoy son de mano hacen increíble imaginar la existencia de aquellos enormes y ruidosos secadores de pelo unidos a los sillones acolchonados, donde las damas metían la cabeza, ya con tubos, para un secado rápido y uniforme.

Por su parte, la señora Conchita López, cultora de belleza con 49 años de experiencia, narra que las damas permanecían en estos secadores por 40 minutos y que aún teniendo la cabeza dentro, las clientas platicaban de política, de las revistas, del cine, de religión, continuaban aunque menos que cuando hacían la fila para entrar al secador. En promedio pasaban tres horas entre la elaboración del peinado y el arreglo de uñas.

Antes no se usaba la plancha, la pistola, la tenaza, ni la secadora, no se hacían los cortes como los de hoy, los cuales son muy prácticos y no requieren ir al salón. Además, todas iban a la estética y eran filas para ?prender? los tubos, filas para los secadores, fila para la peinadora, fila para el crepé, fila para las uñas:?los esposos se desesperaban, pues pasaban ahí en promedio al menos tres horas?.

Doña Conchita consideraba a estos sitios como confesionarios: las clientas contaban a las peinadoras sus problemas y actividades. ?Nos enterábamos de sus vidas?, dice la entrevistada.

Hoy, con el paso del tiempo, su salón se ha transformado como la mayoría en la ciudad. Ya no existen esos grandes sillones, ahora tiene una especie de cubículos con muebles que parecen de oficina y aquellos grandes secadores de pelo, actualmente son pequeños y realizados con tecnología alemana.

Tan importante eran aquellos peinados que en EL UNIVERSAL ? en la sección ?Sociedad al Día?? los jueves se publicaba la columna...

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