La Corte Penal Internacional a 10 años de su creación

AutorVíctor Emilio Corzo - Ernesto Eduardo Corzo
Páginas32-33
32 El Mundo del Abogado agosto 2012
LaCortePenalInternacional
a10añosdesucreación
Víctor Emilio Corzo Aceves y Er nesto Eduardo Corzo Aceves
El pasado 1° de julio la comunidad
internacional celebró el décimo
aniversario de la entrada en vigor
del Estatuto de Roma de la Corte Penal
Internacional. Esta celebración sirvió
como preámbulo para que, nueve días
después, concluyera el juicio en contra
de omas Lubanga Dyilo, a quien la
sala de primera instancia I —conforma-
da por los jueces Adrian Fulford (Reino
Unido), Elizabeth Odio Benito (Costa
Rica) y René Blattmann (Bolivia)— sen-
tenció a 14 años de prisión por reclutar
o alistar a niños menores de 15 años en
las Fuerzas Patrióticas para la Libera-
ción del Congo y utilizarlos para par-
ticipar activamente en las hostilidades
que tuvieron lugar en la República De-
mocrática del Congo, entre septiembre
de 2002 y agosto de 2003.
Los primeros años
A lo largo de estos 10 años, la Corte
ha enfrentado un escenario complejo
ante el cual ha sido necesario un rápi-
do aprendizaje y una veloz adaptación:
primero, para edificar desde cero una
institución que esté a la altura de las
expectativas internacionales; segun-
do, para crear los canales de coopera-
ción con los Estados y las organizacio-
nes internacionales necesarios para el
desempeño de sus funciones; tercero,
para disipar los temores que algunos
Estados tenían sobre posibles excesos
en el ejercicio de su jurisdicción; cuar-
to, para ubicarse como una herramien-
ta del andamiaje internacional para
asegurar la paz y la seguridad mundial;
quinto, para aumentar el número de
Estados partes y por ende su ratio loci
y personae, y sexto, para cumplir con
su mandato de no dejar sin castigo los
crímenes más graves de trascendencia
para la comunidad internacional.
Fueron múltiples los obstáculos que
tuvo que superar la Corte hacia el ex-
terior: la férrea oposición de Estados
Unidos durante el primer mandato de
George W. Bush; un presupuesto re-
ducido en comparación con los tribu-
nales ad hoc para la antigua Yugoslavia
y Ruanda; la proliferación de acuerdos
bilaterales de inmunidad al amparo del
artículo 98 del Estatuto y de las resolu-
ciones del Consejo de Seguridad para
suspender probables investigaciones
en contra de las personas que partici-
pan en misiones de paz de las Naciones
Unidas, y la ausencia de un brazo mili-
tar o policiaco que ejecute sus órdenes
de aprehensión o facilite sus investiga-
ciones.
Hoy en día, la Corte cuenta con 121
Estados miembros, lo cual equivale a
62 por ciento de la membrecía de las
Naciones Unidas; investiga la posible
comisión de delitos dentro de su com-
petencia (esto es, delitos de guerra, de
lesa humanidad, genocidio) en siete te-
rritorios africanos (Uganda, Repúbli-
ca Democrática del Congo, República
Centroafricana, Darfur, Kenia, Libia
y Costa de Marfil); de igual manera,
en los próximos meses posiblemente
anunciará el inicio de investigaciones
en Mali y, si el Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas refiere la situa-
ción, en Siria; tiene 15 casos abiertos,
ha emitido 20 órdenes de aprehensión
y ha detenido a cinco personas.
Su primera sentencia
Una de las personas detenidas es o-
mas Lubanga Dyilo, quien hace unos
días se convirtió en la primera perso-
na en ser juzgada y sentenciada por la
Corte. En total, el proceso de omas
Lubanga duró poco más de seis años.
Fue detenido el 16 de marzo de 2006.
En enero de 2007, la Sala de Asuntos
Preliminares confirmó los cargos que
la fiscalía presentó en su contra. Dos
años después, en enero de 2009, ini-
ció el juicio durante el cual se celebra-
ron 204 días de audiencias; testificaron
60 personas, participaron 129 víctimas
y se presentaron 1,373 documentales
como evidencia. Una vez desahogado
lo anterior, el 14 de marzo de 2012 la
Corte plasmó en 594 hojas su veredic-
to (que si bien es un poco extenso para
estándares de cortes internacionales,
no se compara con las 2,499 hojas de
la sentencia que la Corte Especial para
Sierra Leona emitió en el caso de Char-
les Taylor).
A lo largo del veredicto, la Corte des-
cribe con detalle que los niños recluta-
dos como soldados por las Fuerzas Pa-
trióticas para la Liberación del Congo
desde los cinco hasta los 15 años de
edad— fueron empleados, dentro de su
estructura, en diferentes roles, siendo
principalmente combatientes, guardias
militares y escoltas de los comandantes
de dicho grupo militar. Asimismo, se na-
rra cómo los más de 2,900 niños solda-
dos fueron sometidos a castigos y a en-
trenamientos militares severos, y cómo
las niñas aparte de ser empleadas
para realizar labores domésticas— fue-
ron violadas y sometidas a una violen-
cia sexual permanente, la cual incluía:
tortura, prostitución forzada, esclavitud
sexual, mutilaciones, violaciones gru-
pales, abortos forzados, alumbramien-
to sin asistencia médica y matrimonios
forzados.
Al determinarse que omas Luban-
ga Dyilo, en su carácter de presidente
de la Unión de Patriotas Congoleños/
Fuerzas Patrióticas para la Liberación
del Congo, fungía como comandante
en jefe y líder político de este grupo, se
concluyó que estaba informado de ma-
nera sustantiva y continua de todas las
operaciones. De igual forma, se com-
probó su participación activa en la con-
formación de políticas de reclutamien-
to y en la ejecución de las mismas con
la finalidad de enlistar a menores de 15
años como soldados, por lo que queda-
ba evidenciado —más allá de una duda
razonable— el elemento subjetivo del
delito, ya que actuó con la intención y
el conocimiento necesarios para impu-
tarle la comisión, como coautor del de-
lito, de crímenes de guerra en las mo-
dalidades ya establecidas.
En lo que respecta a la sentencia, la
Corte señaló que ésta necesita ser pro-
porcional al crimen cometido, por lo
que si bien es cierto que el Estatuto
de Roma tiene como objetivo no de-
jar impunes los crímenes más graves,
también es necesario realizar una dis-
tinción entre los mismos sin que esto
se entienda como una afirmación de
que existen delitos menos serios que
Contacto:victor.e.corzo@gmail.com•ernesto.corzo@gmail.com

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