Corporativismo sindical: ¿institución sin futuro?

AutorGerardo Zamora
CargoDepartamento de Política y Cultura, UAM
Páginas43-53

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Régimen e instituciones

En este trabajo interesa destacar al corporativismo sindical como institución perteneciente al régimen político mexicano. Para este efecto, se comprende al régimen político como un conjunto de instituciones que regulan la lucha por el poder y su ejercicio en la sociedad; asimismo, a las instituciones políticas se les concibe como estructuras o modelos de relaciones organizativas del poder, las cuales alcanzan cierto grado de estabilidad, duración y cohesión.

Está claro también, que el corporativismo es una forma de representación social, en este caso de los trabajadores, a través de la cual se establece un modo de vinculación con el Estado y con el régimen Page 44 mexicanos. Así, el corporativismo sindical es considerado como partícipe de la red institucional que configura la arquitectura del poder político en México.1

Como todo orden social, el régimen político está sujeto a dinámicas cuyo proceso depende de varios factores, pero esencialmente de la propia articulación y complementariedad entre sus instituciones, lo cual define su estabilidad y/o ajustes a las situaciones cambiantes. En este sentido nos interesa apreciar las acciones y reacciones, los vicios y atributos, la capacidad o incapacidad, la funcionalidad o disfuncionalidad, la certeza o incertidumbre, la eficacia o ineficacia que en la actualidad muestra el corporativismo sindical, inmerso en el proceso de modernización del país emprendido por el gobierno mexicano desde los años ochenta.

Importa también reflexionar sobre el papel que esta institución puede tener en el tránsito democratizador que la sociedad demanda.

Trayectoria corporativa del régimen

El grupo gobernante surgido de la Revolución Mexicana se dio a la tarea de crear instituciones sobre las cuales hacer descansar en forma estable y duradera al nuevo poder político y que fueran vías eficaces del ejercicio de ese poder. Por las condiciones del periodo posrevolucionario, esas instituciones tuvieron un carácter centralizador tal que evitaran la dispersión política y las tendencias centrífugas de los poderes regionales.

En un México donde la cultura ciudadana no tenía condiciones para germinar, pero donde sí afloraban expresiones sociales de masas, resulta explicable la tendencia hacia un diseño del poder sustentado en asociaciones amplias de grupos de interés. Esto es lo que finalmente se concretó con el formato corporativo bajo el cual se organizó a la sociedad mexicana desde finales de la década de 1930.

El pacto corporativo se cimentó bajo la guía ideológica de atender los postulados sociales Page 45 de la Revolución, de la necesaria colaboración de clases y sectores para contribuir al interés nacional (representado por la industrialización y el crecimiento sostenido) y al fortalecimiento de un Estado comprometido con las mayorías del país.

El sindicalismo mexicano fue actor principal de ese pacto corporativo a cambio, desde luego, de beneficios económicos y prestaciones sociales a que tendrían derecho sus representados por la contribución al desarrollo del país; por supuesto, a cambio también, de la participación política de las dirigencias en los círculos del poder.

Cobijados en ese pacto, la regulación laboral instrumentada tuvo, entre otras, las siguientes características: la tutelaridad del Estado sobre los trabajadores y el arbitraje estatal en los conflictos laborales; relativa protección del salario, definiéndolo con base en el costo de la fuerza de trabajo y no en función de la productividad; tendencia a garantizar la estabilidad en el empleo; límites a la patronal respecto a la movilidad del empleo; reconocimiento de los derechos sindicales a la bilateralidad en materia laboral y a la titularidad sobre el contrato colectivo, así como al derecho de huelga; protección a la fuerza de trabajo y otorgamiento de prestaciones sociales.2

En aquel viejo marco de relaciones, se dio amplio cauce a la gestión económico-laboral del sindicalismo corporativo, logrando éste una incuestionable fuerza político-sindical y un amplio control sobre sus representados. Si durante el cardenismo -creador y diseñador del régimen político- pareció, en un primer momento, que la relación corporativa sería de mutuo beneficio para las organizaciones sindicales y el Estado, pronto se vio que el reconocimiento institucional, otorgado por el Estado, llegaría a costarle la pérdida de su autonomía.

Al supeditarse y vincularse orgánicamente al partido oficial, las organizaciones sindicales quedaron bajo un férreo control -en función de los requerimientos de la dominación políticaimponiendo incluso límites a la gestoría de sus intereses económicos sectoriales.

En el largo periodo que va de los cuarenta a los setenta, y no obstante importantes conflictos y contradicciones, el corporativismo sindical demostró su funcionalidad en el andamiaje institucional del régimen, siendo incluso un importante factor de legitimidad para el sistema, al operar como instrumento del reformismo social dosificado por el Estado en el medio urbano (cuestión no despreciable para inducir el voto electoral en favor del PRI y garantizar la permanencia del grupo gobernante en el poder). Page 46

Casi podría decirse que para el régimen mexicano, con su formato corporativo, existió una racionalidad bien planeada y concretada, lo que da cuenta de la genialidad política de sus hacedores, toda vez que históricamente las instituciones difícilmente se comportan de acuerdo a la previsión que les dio origen.

El Estado mexicano y su grupo gobernante han mostrado una gran capacidad en la conducción del poder y en el tratamiento de los conflictos sociales, precisamente porque se logró construir una red institucional muy eficaz de la que ha formado parte el corporativismo sindical. Si el pacto corporativo funcionó tan aceptablemente en la lógica del poder, fue en gran medida porque ofreció perspectivas de bienestar a las clases y sectores sociales que cobijó e integró; bienestar que además, aunque condicionado, limitado y desigualmente dosificado, fue una realidad para muchos sectores de la población (con la industrialización, el peso del beneficio social se cargó al medio urbano).

El Corporativismo sindical bajo el neoliberalismo

De acuerdo con lo anterior, podría decirse que la organización del régimen corporativo mexicano demostró la precocidad política del Estado en la formación de opciones para la conducción del poder y el tratamiento de los conflictos.

Sin embargo, la...

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