Las contradicciones morales de la democracia

AutorGerardo Ávalos Tenorio
Páginas147-171
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LAS CONTRADICCIONES MORALES
DE LA DEMOCRACIA
Introducción
La democracia se ha instaurado en nuestra época como el mejor ré-
gimen político o la forma de gobierno más racional y apropiada al
estado de la civilización del presente. Pareciera que hemos llegado, a
decir de Fukuyama, al “n de la historia” puesto que el mercado por
una parte y la democracia por la otra, constituyen las formas de or-
ganización que expresan con mayor delidad los alcances más racio-
nales de las potencias creativas de la humanidad. El mercado sería
el mecanismo por medio del cual la sociedad desarrolla la máxima
productividad basada en la libertad de cada cual para ejercer la acti-
vidad que elija, el sistema de creencias que preera y la magnitud de
riqueza que sea capaz de generar; en este sentido, el mercado tam-
bién sería el principio básico del imperio de la justicia, pues otorga
a cada quien lo que merece de acuerdo con el trabajo, el talento, la
disciplina, la actitud, la disposición y el ingenio que haya invertido
en sus actividades. Y lo que completaría este mecanismo automático
de justicia sería, precisamente, la democracia, puesto que en este ré-
gimen la ciudadanía es el sujeto autónomo que determina las leyes
que la rigen, las personas que gobiernan y los métodos de adminis-
tración de la cosa pública. El principio de la democracia es la igual-
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ÉTICA Y POLÍTICA PARA TIEMPOS VIOLENTOS
dad jurídicamente expresada en la universalidad de la ley y en la eli-
minación de los privilegios de clase o estamento. En la democracia
el sujeto soberano es el pueblo, el cual, siendo una entidad abstrac-
ta, requiere manifestarse de modo concreto en la pluralidad ciuda-
dana de los partidos políticos, grupos y organizaciones que expresan
el variopinto mosaico de puntos de vista, percepciones, opiniones y
modos diversos de ver el mundo y vivir la vida. Por eso, la democra-
cia es un conjunto de procedimientos para conciliar en una unidad
imperfecta y no absolutista, la voluntad colectiva. El procedimiento
característico de la concreción democrática es la elección y, en con-
secuencia, la instauración de un gobierno de mayoría electoral, lo
cual no necesariamente signica la anulación de la minoría. Podría
decirse que la democracia es el procedimiento de concertación de
mayorías y minorías para garantizar la unidad de la nación sin me-
noscabo del sistema de libertades políticas y la fortaleza del sistema
económico. Así, el discurso democrático se ha acreditado como el
que presenta los argumentos más sólidos para fundamentar la vida
política del presente.
No obstante lo anterior, el discurso democrático dista de ser
homogéneo. Bien podríamos armar que las posiciones favorables
a la democracia son tantas como ideologías políticas las sustenten.
El liberalismo tiene una construcción sobre la democracia e, inclu-
sive, las distintas variantes de esta ideología política presentan di-
versas formulaciones del mismo tema. De igual modo, el socialismo
tuvo sus propias ideas sobre la democracia, aunque la gran variedad
de matices, corrientes y tendencias que lo conformaron también
se manifestó en una multiplicidad de sentidos y posiciones acerca
de aquel régimen político. El socialismo occidental se fue deslizan-
do paulatinamente hacia posiciones demócratas, en una especie
de repetición del ideario socialdemócrata clásico, con sus varian-
tes “eurocomunistas” y, décadas más tarde, de la “Tercera vía”. Un
hecho signicativo al respecto fue que, a partir de la desaparición

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