'Estoy contando mi época'

AutorErnesto Núñez

FOTO: HUGO BALCÁZAR

"Lo que yo cuento parece real, pero no es real".

Bajo advertencia no hay engaño. Élmer Mendoza (Culiacán, 1949) es un reconocido escritor de novela policiaca, pero no es un periodista. Tampoco es un analista político o un especialista en seguridad. Ni siquiera es un crítico de la guerra contra el narco.

El también llamado "jefe" de la narcoliteratura mexicana no pretende dar lecciones de moral, ni decir qué hacer o qué no hacer para combatir al crimen organizado, acabar con la violencia o abatir el delito común.

Pero sus novelas, como Asesinato en el Parque Sinaloa -que acaba de publicar bajo el sello Literatura Random House-, sí retratan el mundo narco, la guerra y la violencia.

"Nosotros, los escritores de novelas policiacas o negras, somos los que señalamos la podredumbre social, la impunidad, la debilidad de los gobiernos, y la forma en que la gente se acomoda a vivir su circunstancia. En el caso de México, el problema de la no aplicación de las leyes o que la justicia puede ser comprada. Creo que señalamos eso, a veces con mayor o menor suerte. Ésa es la función principal. Vivimos en un país, y hemos desarrollado o adquirido el compromiso estético de contarlo. Lo que pueda pasar después, o lo que se pueda resolver, desde luego que no depende de nosotros", comenta.

Asesinato en el Parque Sinaloa es la quinta entrega de la zaga del detective Édgar El Zurdo Mendieta, un policía con vicios y virtudes, con semejanzas y contrastes respecto del prototipo del policía mexicano del siglo XXI.

La novela transcurre en Los Mochis y, como en todos los relatos de Élmer Mendoza, en sus páginas habitan sicarios, mujeres hermosas, jefes de plaza, políticos corruptos y otros personajes del mundo real... aunque ninguno es real.

"Los escritores de novelas policiacas o novelas negras contamos lo que está pasando, lo que estamos viviendo, y ojalá que en los jardines perfumados donde está el poder reflexionen sobre eso y digan: 'algo tenemos que hacer por estos 50 millones de mexicanos pobres que no tienen ninguna maldita esperanza de salir de ahí'", dice Mendoza.

Ésa es su aspiración, nada más... y nada menos.

El escritor sinaloense abomina las moralejas.

OFICIO DE ESCRITOR

Me gusta contar de cierta manera: caótica quizá, incómoda quizá, pero viva; dejar que las palabras lluevan sobre la línea y que escurran, ensucien, limpien u oscurezcan la página, la pantalla o el sueño.

Con estas palabras, Élmer Mendoza inició su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua, el 30 de abril de 2012.

Contar lo de uno, tituló el escritor aquel discurso que leyó frente a los miembros de la Academia, a quienes narró cómo fue que se convirtió en escritor, hace ya 40 años, y cómo pasaron dos décadas antes de poder publicar su primera novela:

Una madrugada de 1977 decidí ser escritor. Veintiún años y ocho meses después, Tusquets publicó mi primera novela y en una semana me cambió la vida. ¿Qué crees que has hecho? Preguntó el editor la mañana que firmamos el contrato. Una novela de lenguaje, respondí seguro. Nada, has hecho una novela de violencia, y aunque la novedad es la fuerza del lenguaje de la...

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