Consumo doméstico de agua, motivación para ahorrarla, y la continua 'tragedia de los comunes

AutorVíctor Corral Verdugo - Martha Frías Armenta - Faviola Pérez Urías - Virginia Orduña Cabrera - Noelia B. Espinoza Gallego
Páginas89-106
89
V
Consumo doméstico de agua, motivación para
ahorrarla, y la continua “tragedia de los comunes”
Víctor Corral Verdugo
Martha Frías Armenta
Faviola Pérez Urías
Virginia Orduña Cabrera
Noelia B. Espinoza Gallego
Universidad de Sonora, México
Introducción
En la búsqueda de los determinantes de la conducta protectora del ambiente (CPA),
los factores motivacionales juegan un rol de primer orden. Las razones que las
personas tienen para involucrarse en acciones de protección del entorno expli-
can en buena medida su conducta proecológica (Oskamp et al. 1991; De Young, 1986;
Ebreo y Vining, 2000). Por supuesto, si algunos motivos explican la CPA, hay razones
para suponer que existen también factores motivacionales que explican el comporta-
miento destructor del entorno.
Entre estos factores se encuentran las percepciones que las personas tienen al
respecto de la conducta pro o antiambiental de otros. Para muchos individuos, una
razón fundamental para adherirse a un proyecto de conservación del medio la cons-
tituye el esfuerzo de cuidado ambiental que ven en otros individuos (Corral, 2001).
Esta situación encaja en la explicación que Hardin (1968) denomina la “tragedia
de los comunes”, la situación que se presenta cuando las personas notan que un
90
CONDUCTAS PROTECTORAS DEL AMBIENTE
grupo de individuos toma ventaja al utilizar los bienes comunes, en detrimento del
benef‌i cio de los demás.
Dado que en el esfuerzo de cuidado de recursos naturales —entre ellos el agua—
es indispensable que el sacrif‌i cio de ahorro sea compartido entre todos los integran-
tes de una comunidad, si algunos individuos perciben que otros siguen gastando el
recurso, es posible que no se sientan motivados para ahorrar el líquido. Al no sentir
esa motivación, las personas no se involucrarían en acciones de cuidado del recurso.
El presente capítulo tiene como propósito discutir el papel que una situación de ese
tipo puede jugar en el comportamiento pro o antiambiental de las personas. Para
organizar esa discusión, primeramente se expondrá el concepto de “tragedia de los
comunes” para después ilustrarlo con los resultados de un estudio empírico sobre con-
sumo de agua en dos ciudades mexicanas.
La tragedia de los comunes
En 1968 Hardin escribió su ahora clásico texto “La Tragedia de los Comunes” en
donde analiza las causas y los efectos de una serie de situaciones relacionadas a las
que denomina “externalidades” (Mundt, 1993). Las externalidades ocurren cuando
los individuos toman decisiones que dañan a otros sin preocuparse por el daño pro-
ducido, y cuando quienes toman esas decisiones no se ven obligados a compensar el
mal hecho a los demás (Coase, 1988; Harvey y Miceli, 1999).
De acuerdo con Hardin, una tragedia de los comunes inicia cuando alguien toma
más recursos de los que le corresponden, a expensas de los bienes comunes que
comparte con los demás. Por ejemplo, si en una parcela compartida por un grupo de
granjeros, uno de ellos decide meter una vaca de más a pastar, ese granjero se verá
benef‌i ciado por contar con un animal adicional que tendrá en engorda, sin embargo,
el común (es decir, el bien compartido con los otros) será perjudicado por el detri-
mento que sufrirá la parcela en el alimento (pastura) disponible.
Muchos investigadores creen f‌i rmemente que la crisis ambiental no es otra cosa
más que una tragedia de los comunes de enormes proporciones. El bien común (el
planeta) es aprovechado por algunos individuos en benef‌i cio propio, quienes agotan
recursos y contaminan el medio, a expensas de un mal para los demás, y, de hecho, en
última instancia para ellos mismos. El problema inicial de la tragedia de los comunes
es que unos cuantos individuos se aprovechan de los bienes que en teoría deberían ser
compartidos. El explotador parece no darse cuenta que los demás racionalizarán la
situación, de manera que responderán de forma similar (Beardsley, 1993). Conforme

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR