La Constitución del estado de Colima de 1917

AutorJuan Manuel Escuadra Díaz
Páginas125-153
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omo es sabido, la nación Mexicana tuvo que en-
frentar a lo largo de su historia y consolidación, di-
versos movimientos armados, de entre los cuales el
que marcó el rumbo del México Moderno fue sin
duda, la denominada Revolución Mexicana, que
no fue un simple capricho o rebeldía de grupos
aislados, sino la convergencia del hartazgo que el
pueblo tuvo a los excesos de grupos privilegiados
por el régimen en el poder por más de treinta años,
destacando la gura de quien se había caracteriza-
do por ser plenamente nacionalista, pero que con
el tiempo mediante la represión, el engaño y el fa-
vorecimiento de familias privilegiadas, se aferró al
C
Juan Manuel Escuadra Díaz
La Constitución del estado
de Colima de 1917
Introducción
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poder bajo la convicción de que era el único individuo apto para comandar a
una nación en crecimiento, es decir, el militar y luego político, José de la Cruz
Porrio Díaz Mori, mejor conocido como el General Porrio Díaz, destacado oa-
xaqueño que de héroe la historia lo ha ubicado como el villano del movimiento
revolucionario, no sin causas que así lo presenten.
En el año 1876 después de protagonizar una prolongada trayectoria militar
derrocó al entonces presidente Sebastián Lerdo de Tejada, para asumir por
primera vez la presidencia de la República, cargo que desempeñó hasta 1980,
para desempeñarse los cuatro años siguientes como Secretario de Fomento, para
volver a asumir como primer mandatario hasta 1910, en que dio inicio el movi-
miento revolucionario.
Si bien, la historia registra que durante su mandato, la economía de México se es-
tabilizó y el país experimentó un desarrollo económico sin precedentes, es cierto
también que durante el denominado porriato, se enriquecieron unos cuantos a
costa del trabajo de la mayoría de la población, generándose dos estratos socia-
les: una clase rica que era dueña de haciendas, de fábricas, de casas comerciales y
de negocios nancieros, además de controlar el poder político; y una clase pobre
que lo constituía el resto de la población, la cual durante casi treinta años sufrió
los abusos y excesos de los terratenientes y sus familias privilegiadas.
Las manifestaciones de descontento, si bien por años fueron reprimidas, llegó
el momento en que fueron incontrolables para la clase en el poder y en particu-
lar para el dictador, quien se vio obligado a dimitir y a abandonar el país, ante el
ya inevitable movimiento armado, encabezado por uno de sus principales cau-
dillos Francisco I. Madero, quien con el Plan de San Luis desconoció al gobierno
porrista y convocó a tomar las armas para derrocar al dictador y democratizar
al país bajo el lema “Sufragio efectivo. No reelección”.
El llamado hizo eco en prácticamente todo el país, pues el descontento y la
desesperación social ya podían calicarse como generalizadas, por lo cual, sur-
gieron diversos movimientos armados, encabezados principalmente, en el nor-
te por Pascual Orozco, Francisco Villa; y después, Venustiano Carranza; en tanto
que en el sur por Emiliano Zapata.
Al renunciar Porrio Díaz, el congreso nombró presidente interno a Francisco
León de la Barra, y convocó a elecciones, resultando electos Francisco I. Made-
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