La conquista 'notarial' de México

AutorJosé Manuel Villalpando
CargoJosé Manuel Villalpando es abogado por la Escuela Libre de Derecho y titular de la materia de historia del derecho en México en esa institución. Su actividad se ha centrado en la divulgación de la historia mexicana. Es autor de 44 libros y de centenares de ensayos y artículos en esa especialidad.
Páginas24-25
44 abogacía Agosto 2021 LA VOZ Y LA PLUMA DE LOS JURISTAS 45
[ El pasado del presente ]
S
abido es que el capitán extremeño Hernán Cortés
tenía conocimientos de derecho —había estudiado
abogacía durante un par de años en la Universidad de
Salamanca—, pero, sobre todo, su mayor aprendizaje
fue práctico, pues al desertar de los estudios universitarios
comenzó a trabajar como “amanuense” —pasante, diríamos
ahora— en la escribanía de su pariente Francisco Núñez
de Valera, primero en la misma urbe salmantina y después,
cuando abrevó lo más importante de su aprendizaje jurídico y
notarial, en Valladolid, donde su patrón se desempeñó como
escribano del Consejo de Castilla. La estancia vallisoletana de
Cortés es de suma importancia: aquí muchos de los asuntos
que hubo de trasladar a las escrituras públicas eran aquellos
que se referían a la formación de municipios y, sobre todo,
sus disputas y controversias, consultando para resolverlos los
derechos forales y las famosas “Siete Partidas”. Para Cortés, la
práctica en la escribanía fue su verdadera escuela. Su experien-
cia en esta especialidad jurídica le permitiría, años después,
convertirse en “escribano real” en Santiago de Cuba, lugar de
donde, como es de todos conocido, zarparía para emprender
la conquista del Anáhuac.
Las leyes de Castilla exigían que toda expedición que se

Nuevo Mundo llevara consigo al menos un escribano —de
preferencia dos o más, porque era muy alta la probabilidad
de que murieran—, así que, al iniciar su aventura, a Hernán
Cortés, que además conocía de primera mano el valor de que
los escribanos “diesen testimonio de todo”, tal como se los
ordenó a ellos, lo acompañaban tres: uno era muy su amigo,
escribano real como él mismo y su contertulio de parrandas:
Pedro Gutiérrez de Valderramar. Los otros dos, que le fueron
impuestos por Diego de Velázquez, el gobernador de Cuba,

de ambos y los consideraba espías de Velázquez, con quien ya
se había enemistado al rebelarse a su autoridad.
La primera escritura pública que se levantó en el territorio
que hoy conocemos como México tuvo lugar el 13 de marzo de
1519, cerca del pueblo de Potonchán, en el actual estado de
Tabasco, y fue consignada en el protocolo del escribano Pedro
Gutiérrez de Valderramar. En ella se hizo constar cómo Her-
nán Cortés conminó a los naturales de ese lugar para que

traducida al maya en voz de Jerónimo de Aguilar— al famoso
“requerimiento” por el cual se les advertía que de no someterse
voluntariamente lo serían por las armas. Cuando Cortés le
indicó al escribano que cerrara el acta, Gutiérrez se atrevió a
decirle: “No se le olvide a su merced tomar posesión de estas
tierras en nombre de la Corona”. Cortés, apenado por su des-
cuido, añadió la declaración conducente en el instrumento.

Tres días después, ya derrotados los suyos, el cacique
Tabascoob se presentó ante Cortés en Centla para rendirse y
el capitán le ordenó al mismo Gutiérrez de Valderramar que
diera fe del acto; sin embargo, el escribano se excusó: había
sido herido en una mano en el combate, y, puesto que no
podía escribir, hubo de suplirlo otro de los escribanos, Diego
de Godoy, quien asentó en el acta no sólo la rendición sino el
sometimiento y la declaración de que los vencidos se consi-
deraban vasallos del rey de Castilla, a quien juraron lealtad;
además, detalle curioso, allí mismo se documentó el obsequio
que Tabascoob hizo a Cortés: veinte mujeres, entre las cua-
les se encontraba quien después sería conocida como doña
Marina. Ésta fue la segunda escritura levantada en México.
La tercera de las escrituras públicas mexicanas es muy


de 1519. Para enojo de Cortés, el escribano que la levantó
fue otra vez Diego de Godoy, porque su amigo Gutiérrez
de Valderramar aún no recobraba la movilidad de la mano
derecha. A Cortés no le agradaba Godoy, pero tuvo que recu-
rrir de nuevo a él, pocos días después, en Cempoala, donde
el cacique del lugar, que vio la oportunidad de aliarse a los
españoles para sacudirse el yugo mexica, de inmediato se
sometió, juró lealtad y ofreció su alianza, proporcionando
hombres para engrosar el ejército conquistador. Cortés aceptó
y nuevamente hizo constar el suceso en lo que sería nuestra
cuarta escritura pública. Sin embargo, don Hernán siempre
tuvo suspicacias sobre Godoy; tanto es así que no lo llevó en
la expedición a México y lo dejó en Veracruz, junto con el


Castillo cuenta cómo se lió a cuchilladas con él, porque el
escribano exigía que le diesen “una india para holgarse en
ella”, además de que fue acusado de ser “muy entrometido
porque se metía en todo y todo lo revolvía” y de que “se

las cédulas de adjudicación”.
Para cumplir con las leyes, Cortés dispuso que lo acompa
-
ñara en la expedición hacia Tenochtitlan un nuevo escribano:
Pedro Hernández, escribano municipal designado por el
cabildo de Veracruz y que antaño, allá en Cuba, había sido
amanuense de don Hernán en su escribanía, por lo que era
  
Pedro Gutiérrez de Valderramar, quien aun no se reponía de
la herida en la mano y jamás se recuperaría: tenía las falanges
de los dedos rotas y no soldaron correctamente, por lo que
-
nández le correspondió levantar la quinta escritura pública
José Manuel Villalpando
mexicana, en la que consta el tratado de amistad y alianza
celebrado entre Hernán Cortés y los gobernantes de Tlaxcala,
hacia septiembre de ese mismo año, y que le proporcionaría
al conquistador español miles de indios aliados y, sobre todo,
-
bres sino con bastimentos y demás necesidades de la guerra.
La sexta escritura pública se levantó en la propia Tenoch-
titlan, en el palacio de Axayácatl: en ella se hizo constar el

y aceptó ser vasallo del “gran señor de más allá de los mares”.
  

dando fe de lo relatado el escribano Pedro Hernández. Este
documento es fundamental, porque Hernán Cortés, conforme a
sus conocimientos adquiridos en su práctica notarial, consideró
que, jurídicamente, la Conquista ya estaba terminada con la
voluntad de Moctezuma de aceptar el vasallaje. Por ello, cuando
los españoles y sus aliados fueron arrojados de Tenochtitlan en
la famosa “noche triste”, la mentalidad jurídico-medieval de
Cortés, fraguada en su experiencia cuando redactó escrituras
que resolvían los pleitos derivados de la guerra contra los
moros allá en España, consideró a los mexicas como “vasallos
rebeldes a la Corona”, conducta que merecía, como castigo, la
guerra a muerte contra los sublevados y la destrucción de la
ciudad rebelde. Por cierto, en esa noche del 30 de junio de
1520, mientras huían los españoles, cientos de ellos morirían
ahogados en el lago por el peso que llevaban consigo: cargados
de oro, les fue imposible sobrevivir. El escribano Pedro Her-
nández fue de los que pudieron salvar la vida; sin embargo,
en la refriega perdió el protocolo y la posteridad se quedó sin
poder apreciar las históricas escrituras asentadas en él.
-
ron su amistad y su alianza, Hernán Cortés inició la campaña
militar que lo llevaría, avanzando en círculos concéntricos,
a sitiar la ciudad de Tenochtitlan. Para ello, en un lugar que
La conquista “notarial
de México
En estos días de agosto, cuando se conme-
mora el quinto centenario de la caída de
Tenochtitlan, recordemos un capítulo olvi-
dado de esos sucesos: aquel en que parti-
ciparon activamente los “escribanos” —los
notarios de hoy—, no sólo como soldados
sino, sobre todo, como fedatarios de esos
acontecimientos “maravillosos y nunca vis-
tos” que tuvieron la oportunidad de pre-
senciar y testimoniar al formar parte de la
hueste de Hernán Cortés.
Las leyes de Castilla exigían
que toda expedición que se
concertara para descubrir,

en el Nuevo Mundo llevara
consigo al menos un es-
cribano.”

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR