Conejo y Coyote

AutorAndrés Henestrosa
Páginas125-135
CERCANO a un pueblo, junto a una casa, un sem-
brador tenía legumbres en su huerta. Y sucedía
que todas las noches, alguien robaba gran can-
tidad de chiles y tomates. Abría bien los ojos
y toda su labor cabía dentro de ellos; pero
nunca pudieron ver al ladrón, aunque sospe-
chaba que éste fuera Conejo.
El labrador fue a ver al cura del pueblo para preguntarle
qué debía hacer. El cura le aconsejó esto que en seguida se va
a contar.
El labrador tomó su hacha y en el monte buscó hasta
encontrar miel de abeja silvestre. La intención era hacer con
cera negra un hombrecito y ponerlo de pie a mitad del sem-
brado. Caía brasa sobre la tierra, cuando el hombre abandonó
al fantasma bajo el sol. Con el fuego del medio día la cera se
ablandó. Cuando llegó la noche a casa del labrador, Conejo
entró al sembrado. Atrasando y adelantando simultáneamente
las orejas, al ver al fantasma, dijo:
–No vengo a robar, sino a pedir un tomate.
Pero el negrito no movió la boca. Conejo volvió a pedir
una y otra vez; y como no le contestara le dio un golpe en la
cara y se le pegó la mano.
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