El Compadre

AutorHeberto Castillo
Páginas109-111
109
Le decían el
Compadre
, andaba por los 25 años, era callado y pobre
de solemnidad. Nadie lo visitaba nunca. Su docilidad y su pobreza
le habían hecho un buen elemento para la fajina, que es el trabajo
que consiste en limpiar los patios, los baños, el comedor y los talle-
res de la prisión. El
Compadre
llegaba a más. No sólo hacía la fajina
dentro de la cárcel, era de los reos a los que se tenía más confianza
por su buena conducta y que eran comisionados para barrer la en-
trada principal de Lecumberri por dentro y por fuera. Así todas las
tardes, al filo de las seis, el
Compadre
y sus compañeros llegaban
barriendo la entrada de la cárcel hasta el pequeño jardín que le da
acceso. Y barrían también el jardín hasta que los guardias cerraban
las puertas de la prisión.
Fue muy comentado el incidente que vivió el
Compadre
por
trabajar en esa brigada que hacía la fajina hasta las puertas de la
prisión y aún fuera de ella. Él estaba en la cárcel acusado de robar
pantalones en un almacén de la Merced, pero juraba que su salida
era inminente, puesto que el dueño de la tienda lo había acusado de
robo porque él se había probado los pantalones, y para observar
El Compadre

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