Colaborador Invitado / Luis Arriaga: Iglesia, apertura y víctimas

AutorColaborador Invitado

La reciente abolición del secreto pontificio para los casos relacionados con abusos sexuales y pornografía infantil cometidos por clérigos constituye una decisión histórica. La medida se materializó mediante la expedición de dos rescriptos el 17 de diciembre, el primero de ellos referente a la confidencialidad de las causas y el segundo a modificaciones a las normas aplicables a delitos más graves.

Jurídicamente, el secreto pontificio es el equivalente eclesiástico de la confidencialidad civil y su aplicación sigue vigente para nombramientos, informes doctrinales y documentos papales. La decisión es relevante: derriba una de las trabas a la consecución de justicia en casos de abusos de autoridad para obligar a cometer actos sexuales y en los casos de abusos sexuales contra menores y otras personas vulnerables. Para la Iglesia Católica implica una oportunidad en materia de apertura y transparencia, garantía de los derechos de las víctimas y combate a la impunidad.

De entrada, las nuevas disposiciones rompen el pacto de silencio existente en casos de abuso sexual, creando condiciones para que haya mayor eficacia en las investigaciones no solo de presuntos abusadores sino también de quienes los encubren. Con las nuevas disposiciones el Papa establece la obligación para la Iglesia universal de cooperar con las autoridades civiles: el secreto no exime de las obligaciones establecidas en cada lugar por la legislación estatal, incluida la obligación de denunciar y dar curso a las resoluciones judiciales civiles. La práctica ha llevado a la cárcel a culpables de abuso sexual en países como Estados Unidos. Las nuevas disposiciones también ofrecen a las víctimas -que, al tratarse de abuso sexual, son también sobrevivientes- mayor acceso a información al prohibir la imposición de un vínculo de silencio, con cierta semejanza al proceso penal.

El avance es significativo desde el punto de vista de la apertura y la transparencia. Es el inicio de un largo camino que la Iglesia...

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