Por cientos, las "bajas" de guerra

AutorJorge Carrasco Araizaga y Noé Zavaleta

En el saldo de bajas derivado del combate al narcotráfico en México, el Ejército también ha pagado su cuota. Casi 2 mil efectivos de la principal fuerza armada de México han muerto o han sido heridos desde que Felipe Calderón le declaró "la guerra a las drogas"; guerra que, salvo cambios en el discurso, mantiene el presidente Enrique Peña Nieto.

Casi nueve años han pasado desde que Calderón decidió sacar a los militares de los cuarteles para enfrentar a los grupos de la delincuencia organizada; sin embargo, la muerte de civiles, más de 100 mil desde entonces, no se compara con el número de bajas del Ejército.

Pero el total de efectivos muertos y heridos en ese lapso, mil 776 hasta el pasado mayo, muestra a un Ejército en combate, sin tregua, tal como aquellos involucrados en conñictos internos o internacionales.

Los datos de la propia Secretaría de la Defensa Nacional (Sedeña) dan cuenta de una milicia en operaciones fuera de sus cuarteles con directivas específicas para la llamada Campaña Permanente Contra el Narcotráfico y la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos. El resultado le ha sido costoso: 458 muertos y mil 318 heridos.

Casi todas las bajas -así las llaman los militares- se concentran en los rangos menores. El generalato ha estado prácticamente a salvo. En los siguientes grados, unos pocos jefes y docenas de oficiales han resultado muertos o heridos. La mayor cuota de sangre la ha puesto la tropa: soldados, cabos y sargentos.

En respuesta a dos peticiones de información realizadas por Proceso, la Sedeña deja en claro que gran parte del territorio nacional ha sido escenario de las bajas del Ejército.

El estado más letal ha sido Tamauli-pas, guarida de Los Zetas, la organización delictiva surgida del propio seno de esa institución armada. Fuerzas especiales le dieron origen en los noventa y desde entonces los cuarteles del país se han convertido en sus surtidores de gente ya entrenada por el propio Ejército.

Los años de Calderón fueron los más mortíferos para el Ejército. Con Peña Nieto las bajas no cesan, aunque a un ritmo menor y con nuevos escenarios geográficos de confrontación.

Fuera de Tamaulipas, que se mantiene como la entidad más peligrosa para los soldados mexicanos, Jalisco es ahora uno de los estados más problemáticos. El ataque con un misil antiaéreo que derribó un helicóptero Cougar 725 de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) el pasado 1 de mayo exhibió la vulnerabilidad del Ejército.

Michoacán y Sinaloa también son...

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