Christian Courtis / El derecho a la inclusión social

AutorChristian Courtis

Durante años, las personas con discapacidad han sido segregadas, excluidas y postergadas. La discapacidad ha constituido causa para la negación de la titularidad de derechos -patrimoniales, personales, políticos- o bien de su ejercicio. La exclusión y la ignorancia se han retroalimentado en un círculo vicioso: la tendencia a vincular a las personas con discapacidad con estereotipos negativos revierte en el reforzamiento de la exclusión.

Desde hace algo más de dos décadas, el reclamo de igualdad de oportunidades por parte de las organizaciones de personas con discapacidad ha comenzado a modificar ese panorama. Este se ha reflejado en una serie de documentos internacionales, destinados a inspirar políticas públicas en materia de disca- pacidad, tales como el Plan de Acción Mundial para las Personas con Discapacidad (1982), las Normas Uniformes para la Equiparación de Oportunidades de las Personas con Discapacidad (1993) y la Convención Americana para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con Discapacidad que han significado un cambio de paradigma en la manera de concebir la discapacidad, de justificar la asignación de derechos y de diseñar políticas públicas en la materia.

Por siglos, la discapacidad se concibió a partir de dos ideas: una, la discapacidad es una característica individual, y dos, la discapacidad significa una desviación negativa -física o psíquica- con respecto a un estándar o canon de "normalidad". La novedad -a veces denominada "modelo social de la discapacidad"- consiste en ver a la discapacidad no como una característica individual, sino como el producto de la interacción entre cuerpos y mentes que difieren de la "normalidad" estadística y la manera en que se ha configurado el acceso a instituciones y bienes sociales -tales como la comunicación, el espacio físico, el trabajo, la educación, la cultura, el ocio, las relaciones íntimas. Esta configuración no es neutra: está sesgada en favor de los parámetros físicos y psíquicos de quienes constituyen el estereotipo culturalmente dominante en nuestras sociedades -joven, robusto/a, alto/a, rápido/a, atlético/a. El efecto de este encuentro, de la imposición de ciertas pautas de configuración social a personas que no cuadran con ese estereotipo es, justamente, la creación de barreras y limitaciones a la participación -en otras palabras, la exclusión.

De acuerdo con esta concepción la discapacidad no es un rasgo individual, sino que es en gran...

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