CEPAL: un bienvenido renacimiento

AutorOrlando Delgado Selley, Saúl Escobar Toledo, Jorge Isaac Egurrola, José Valenzuela Feijóo
Páginas7-9
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EL TRIMESTRE ECONÓMICO, vol. LXXXIX (1), núm. 353, enero-marzo de 2022, pp. 7-9
CEPAL: un bienvenido renacimiento
La teoría del desarrollo económico surge en Gran Bretaña, con las obras de
Adam Smith, David Ricardo y John Stuart Mill, todos ellos oriundos de la
gran isla; también con Marx (quien ahí vivió como refugiado político y
elaboró su opus magnum). La teoría se origina cuando ya ha nacido el pro-
ceso de desarrollo real material, el asociado con la Inglaterra que impulsa-
ran Cromwell y sus “cabezas rapadas”: la del capitalismo y la de la Revo -
lución industrial.
Este modo capitalista de producción, al poco andar, empezó a extenderse
más y más en el plano geográco, y Marx subrayó con fuerza esta vocación
del capitalismo para llegar a los rincones más apartados del planeta. Pero no
alcanzó a advertir lo que a su muerte era un proceso que recién se perlaba:
la escisión del sistema entre un bloque desarrollado (el “centro” de Prebisch
et al.) y un bloque subdesarrollado o “periferia”, con las correspondientes
relaciones de dominio y dependencia entre ambos polos, en especial, de suc-
ción de excedentes generados en la periferia en favor de los países centrales.
A nes del siglo  y entre la primera y la segunda Guerras Mundiales,
algunos autores empezaban a advertir el fenómeno. Como sea, por lo menos
en la región latinoamericana era bastante escasa la conciencia de estos hechos
y sus implicaciones. La opinión pública era todavía dominada por lo que
Claudio Véliz denominara “mesa de tres patas” y nuestros grandes hacenda-
dos comían y bebían en el Jockey Club de México o Buenos Aires, y en el
Club de la Unión de Santiago, administraban sus haciendas a distancia y se
iban por largas vacaciones a París. En breve, el ordenamiento centro-perife-
ria se consideraba algo natural y también muy benecioso: “la industria y el
trabajo duro son para los gringos; lo nuestro es la buena vida, los versos de
Campoamor y el dolce far niente”.
Sin embargo, el viejo topo trabajaba, al nalizar la segunda Guerra
Mundial, con el surgimiento de un fuerte campo socialista y la eclosión del
pensamiento económico keynesiano; el problema del desarrollo —especial-
mente en lo que pasaría a denominarse “tercer mundo”— se pone en primer
lugar de la agenda política. En la región latinoamericana, es la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe () la que recoge el desafío.
Preocupación que se materializa, en el plano intelectual, con la publicación

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