Censo 2020: la metamorfosis de Dios

AutorBernardo Barranco V.

El país sigue siendo católico, pero es una mayoría en claro declive. Todavía en los cincuenta del siglo pasado los católicos equivalían a 98.2% de la población. Ahora son 77.7%. Una hegemonía cultural y religiosa que se ha venido desmoronando. Su caída se aceleró particularmente en los últimos 20 años, en los que perdió 10 puntos. Un monopolio quebrantado que debe convivir con una creciente pluralización del factor religioso.

Hay un notable éxodo de fieles de la Iglesia católica hacia otras formas de religión cristiana, especialmente a las iglesias pentecostales. Así, las denominaciones protestantes y evangélicas representan hoy 11.2%. El eje gravitacional del ascenso evangélico descansa en los sectores populares de localidades rurales y de ciudades medianas del país. Estamos hablando en realidad de que el ascenso pentecostal y el declive católico ponen en evidencia la crisis actual de la Iglesia católica. A partir de la Guerra Cristera la Iglesia católica recibió un trato de privilegios. En ello descansó su relación con el Estado. Pero debilitó sus vínculos con la sociedad. La jerarquía se alejó del poderoso tejido de organizaciones católicas, que se fueron apagando. Bajo el pontificado de Juan Pablo II hubo una Guerra Fría en el interior de la Iglesia.

Todas las pastorales populares ligadas a la Teología de la Liberación fueron reprimidas, de tal suerte que se creó un vacío en los sectores rurales y semiur-banos que fueron cubiertos, en poco tiempo, por sectores pentecostales. Se formaron espacios de agregación social de aquellos sectores marginados por la sociedad y la propia Iglesia. El acento aspiracional ha sido clave en el éxito pentecostal bajo la ideología de la teología de la prosperidad.

A diferencia de los católicos, los evangélicos poseen un alto sentido de pertenencia, lo que le da cohesión a su Iglesia; mientras que la Iglesia católica se refugia en movimientos de élite urbana, como los Legionarios de Cristo y el Opus Dei, que le aseguran interlocución con los poderes empresariales y de gobierno, pero la alejan de los tejidos sociales. Bajo las instrucciones de Roma, muy marcadas por Joseph Rat-zinger, la agenda de la jerarquía fue mudando de lo social a la moral. La agenda pública de la Iglesia politiza los debates sobre el aborto, la eutanasia, el rol de la mujer, los homosexuales y los matrimonios igualitarios. La jerarquía entra en disputa pública, encara a gobiernos y se enfrenta a sectores seculares, como organizaciones...

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