Celebra Vargas 35 años

AutorFrancisco Morales V.

Ramón Vargas repite el mismo ademán al inicio de cada pieza: las manos extendidas y juntas, como si rezara, con las puntas de los dedos en el nacimiento de la nariz. Los ojos se cierran brevemente para la concentración.

El gesto se repite, pero lo que sigue siempre es distinto. Al comenzar la música, el tenor mexicano ya no es él mismo, sino el locuaz Nemorino, el atribulado Sir Edgardo di Ravenswood o el doliente Werther.

Al plantarse en el escenario del Palacio de Bellas Artes, el mismo donde debutó 35 años atrás, Vargas llega acompañado con los personajes icónicos de su carrera, con los que ha hecho historia en las principales casas de ópera del mundo.

Ya son, como puede verse, parte de sí.

La noche del sábado, el tenor...

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