Cazan a 'piratas' en su propio barco

AutorLuis Alegre

Uriangato / Guanajuato

Este pueblo y Moroleón -unidos por una calle y divididos por el orgullo- no tienen ningún atractivo turístico y con sus 100 mil habitantes en conjunto apenas aparecen en el mapa, pero tienen una industria textil tan vasta y productiva que sus calles se atascan de compradores de todo el país ávidos de ropa buena y barata, por lo que el dinero corre a manos llenas, a tal grado que en lugar de bicicletas, abundan las motonetas de modelos recientes.

Conocedores de las mejores marcas de ropa en el mundo, los comerciantes de aquí las ofrecen en versión "pirata" con la misma normalidad que los vendedores de compactos "clonados" ofrecen sus productos afuera de una estación del Metro en la capital.

Así por ejemplo, hay pantalones de mezclilla Tommy Hilfiger a 125 pesos -ni una sexta parte de lo que vale un original- o los hay con el mismo nombre y apenas una letra más o una menos, pero con etiquetas muy similares. Y esa es sólo una de las marcas.

Ayer, como ocurre cada miércoles y sábado, Uriangato y Moroleón se llenaron de camiones, sólo que esta vez, en lugar de compradores que surten sus puestos de tianguis en cualquier punto de la República, llegaron policías federales y auditores fiscales sin ganas de probarse ropa.

Cuando el reloj del templo del Señor de Esquipulitas de Moroleón daba las 10 de la mañana, el jefe de las Fuerzas Federales de Apoyo, General Francisco Arellano, informaba al Alcalde Benito Limón que venían a la caza de los "piratas". Un minuto antes le llamó al de Uriangato, Carlos Guzmán, para lo mismo. A la misma hora, 600 efectivos de la PFP desembarcaban en las arenas de concreto de la zona comercial.

En 10 minutos, los agentes de Inteligencia y los uniformados -macana y escudo en cada mano- ya tenían copados 46 locales comerciales que una noche antes fueron señalados con spray.

En 10 horas, los funcionarios de Hacienda no terminaban de contar y embolsar las decenas de prendas de vestir aseguradas, y mucho menos de avisar a sus propietarios que serían detenidos como presuntos responsables de fusilarse marcas registradas, evasión de impuestos y falsificación de documentos, entre otros.

Para los que no estaban involucrados, la PFP fue el espectáculo del día. Nunca antes habían volado sus helicópteros por estos cielos, ni sus fuerzas de...

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