Argonáutica/ La causa indígena

AutorJordi Soler

Los "monos blancos", para quien no lo sepa, son ese grupo de italianos, tozudos y comprometidos, que protegieron a los comandantes zapatistas durante su trayecto en caravana hasta la Ciudad de México. El nombre obedece a su vestimenta, todos los integrantes andan de mono u overol blanco, aun cuando el verdadero Mono Blanco es una banda extraordinaria de música jarocha. Los monos blancos tenían la encomienda, propuesta por ellos mismos, de proteger a los dirigentes zapatistas. El método utilizado fue el del montón o concha romana, una media cúpula de italianos entrelazados que dividía al mundo de los zapatistas.

La fuente de información de los monos blancos, la luz que los inspiró para ejecutar la concha romana, salió de Asterix, esa tira cómica de gran éxito en Europa. Asterix y sus colegas aplicaban esa técnica cuando había que proteger algo: un objeto, una persona o un contingente.

Junto con este grupo de extranjeros que abrazaban (nunca mejor dicho) esta causa mexicana, llegaron, de manera individual y sin ejecutar la concha romana, los escritores José Saramago y Manuel Vázquez Montalbán, y los músicos Miguel Ríos y Joaquín Sabina. La presencia de estos extranjeros -escritores, músicos y monos blancos- no fue bien vista por algunos sectores nacionalistas. ¿Qué tienen que cuidarle unos italianos a nuestros zapatistas?, ¿por qué opina ese español de este asunto mexicano? La verdad es que ninguno de estos visitantes tenía por qué haberse tomado la molestia de venir; don José Saramago, por ejemplo, podría quedarse en su isla disfrutando de su bien ganada vida de premio Nobel.

Rigoberta Menchú dictó, hace una semana, una conferencia en la Universidad Iberoamericana. Al final, en el momento de las preguntas, alguien le pidió su opinión sobre el concierto que organizaron Televisa y Televisión Azteca. La señora Menchú respondió que después del concierto las televisoras tendrían que actuar con cierta coherencia, es decir, y esto lo digo yo, dejar de manipular la información sobre Chiapas y sobre el Ejército Zapatista.

Hace una semana, el día que entró el EZLN al centro de la Ciudad de México, pudimos comprobar que ni Televisa ni Televisión Azteca piensan modificar su actitud frente al conflicto.

Ante el acto más importante e insólito de la historia reciente de este país, las dos televisoras mantuvieron su distancia. Cuando mucho, salpicaron unas cuantas escenas en algún...

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