Carta a mi hijo sobre cómo vivir plenamente en lo personal y en lo profesional

AutorJosé Luis Elizondo Cantú
Páginas165-168

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5. 1 Amar y tener pasión por lo que se realiza

Amado hijo, carne de mi carne, sangre de mi sangre:

Hoy tengo el impulso de escribirte esta carta. Sé que te ayudará a vivir plenamente como persona y como profesionista.

Hay tres cosas que en la vida no debes de perder: tu sonrisa, tu alegría y tu forma de ser.

El patrimonio más importante de los seres humanos es nuestra vida, por eso aprovechemos cada segundo, cada minuto de ella y vivamos y creemos en ella muchos instantes de felicidad.

Cuánto vale ver, sentir, oír, saborear, pensar, razonar, hablar, caminar, respirar, moverse y muchas otras cosas que nos parecen tan normales y que no les damos el valor que tienen y merecen. Se me olvidaba amar, perdonar, compartir, agradecer, ser humildes y, desde luego, sonreír.

La vida es el mejor regalo, vivirla con ética y valores es aprovecharla.

Alguien dijo: “Vivir con ética genera beneficios”.

La mejor manera de vivir plenamente es teniendo vocación y pasión por lo que haces, lo cual permite que amemos lo que hacemos y nos hace felices en todo momento y en todo lugar; el no hacerlo y sentirlo, es estar muerto en vida.

Gandhi dijo: “La vida es como un espejo, lo que das es lo que recibes de ella”. Bíblicamente se establece que en la vida se cosecha lo que se siembra. Así que respeta, para ser respetado, apoya para recibir apoyo de los demás, comprende para ser comprendido, da hasta que te duela –como dijo la Madre Teresa de Calcuta– para que recibas multiplicado, ama para ser amado y agradece para recibir las gracias.

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Recuerda que solo tenemos en nuestra vida, el hoy, inclusive solo este momento, así que quiero decirte que te amo con todas las fuerzas de mi corazón, que tú eres el motor de arranque y de aliento en mis objetivos de vida, la motivación de mi existencia.

Quiero pedirte perdón por todos los momentos y situaciones que me equivoqué como padre y ser humano, tú no necesitas pedirme perdón, pues el amor que te tengo no sabe contar, no tiene memoria, no lleva razón, dis-culpa siempre, supera todo dolor, no tiene cabida para el rencor y perdona siempre, haya razón o no, pues eres mi hijo, lo más sublime del amor entre el amor de tu padre y el amor de tu madre, bendecido por Dios. Eres nuestro milagro de amor, cómo no amarte hijo.

Sé que ahora no me comprendes, pero cuando tengas un hijo, entonces lo harás.

En la vida es importante prepararte y obtener conocimientos...

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