La Calle: Diario de un Espectador / 10 años de todo

La ola modernizadora de Salinas alcanzó pronto al Auditorio Nacional. Lo transformó en dos sentidos, el arquitectónico y el de su operación. Fue reconstruido por los arquitectos Abraham Zabludovsky y Teodoro González de León (muy conocidos por edificios característicos como el del Infonavit en Barranca del Muerto o el Colegio de México, donde arranca la carretera al Ajusco). Además del reacomodo de los interiores, con varios niveles de butacas y la instalación de enormes pantallas laterales que agrandan la figura de quien se halla en el escenario, el vasto vestíbulo exterior ofrece una sensación de amplitud y aun de grandeza. De su telón y sus esculturas hablaremos otro día. Lástima que el ambiente se afee por el olor a fritangas que despiden algunos de los puestos de comestibles.

La organización fue también modificada. La obra corrió a cargo del gobierno del Distrito Federal, encabezado entonces por Manuel Camacho, que reclamó para la regencia capitalina un lugar en el órgano de gobierno pues la gestión del Auditorio fue quitada a Bellas Artes. El INBA, sin embargo, se mantuvo también a la cabeza del Fideicomiso para el uso y aprovechamiento del Auditorio Nacional que es el organismo que hoy lo maneja. Este Fideicomiso alquila las instalaciones a clientes privados. El principal de ellos es Ocesa, que es a su vez parte de CIE, Corporación Interamericana de Entretenimiento, tal vez la mayor empresa de su ramo en nuestro continente.

En la década en que ha funcionado en esas condiciones, ha habido de todo en el escenario del nuevo Auditorio. Se han presentado los artistas más conocidos en la música popular, mexicanos y extranjeros; algunos conciertos notables de música clásica, grandes espectáculos circenses, teatrales, balletísticos, etc. Un recuento hecho por esta casa editorial arroja la siguiente lista: En 1991 debutó allí Juan Luis Guerra, en el pináculo de su popularidad. En 1992 la figura estelar fue BB King. Al año siguiente, Juan Gabriel, que volvería una y otra vez, siempre con éxito...

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