La caída masculina

AutorDenise Dresser

Históricamente, el mundo ha estado poblado por sociedades patriarcales, centradas en la concepción, educación y dominancia de los hombres. Durante milenios, las niñas han sido sacrificadas, asesinadas, subyugadas para asegurar el predominio del género opuesto. Las mujeres han sido, como bien lo definió Simone de Beauvoir, el “segundo sexo”.

Pero ahora la preferencia milenaria en favor de los hombres está cambiando. Las mujeres de nuestra generación quieren hijas porque nos gusta cómo somos y sabemos lo que es posible lograr. Poco a poco, las mujeres están ocupando papeles importantes en la ciencia, la ingeniería, la computación, la medicina. Como argumenta Rosin, las mujeres tienden a vivir más que los hombres, acaban sus carreras en proporción más alta que los hombres, y les va mejor en la sociedad de la información que nivela el terreno de juego entre los sexos.

La economía global está evolucionando de una manera que erosiona la preferencia histórica en favor de los hijos varones. En Corea del Sur –un país patriarcal y rígido durante la mayor parte de su historia– la entrada de las mujeres a la fuerza de trabajo, primero como obreras y después como profesionistas, ha llevado a cambios sustantivos en las costumbres y en las leyes. Ahora las mujeres que se divorcian pueden obtener la custodia de sus hijos, heredar propiedad, mantener su propio nombre. Apenas en 1985 las encuestas revelaban una preferencia marcada (50%) en favor de los hijos varones. Hoy la proporción de mujeres coreanas que desean tener niños en vez de niñas ha caído a 15%. Y lo mismo está ocurriendo en países como India y China.

Los cambios que explican este viraje son cada vez más obvios. El éxito económico está definido cada vez menos por la fuerza y el vigor físicos, y cada vez más por la habilidad para pensar y comunicar. Las sociedades que han aprovechado el talento de todos sus adultos –y no sólo de los hombres– son las más exitosas en la actualidad. Según la OCDE, mientras más grande sea el poder de las mujeres, mayor será el desarrollo económico. Mientras más grande sea la presencia femenina en la fuerza de trabajo, mayor será la capacidad de crecer y de competir exitosamente. Mientras mejor les vaya a las mujeres, mejor le irá al país.

A los hombres les ha afectado más la crisis económica global que a las mujeres. Los empleos perdidos han sido aquellos ocupados predominantemente por hombres: las manufacturas, la construcción, las finanzas. Y algunos de esos...

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