Cálido refugio andino

AutorRogelio Elizalde

Muchas curvas, puentes, subidas y bajadas; montañas, volcanes, lagos, cascadas y ríos. Nada mal para tan sólo 70 kilómetros de carretera desde Quito. Si el día está despejado, bien vale ir parando y capturar panorámicas de cielos azules y cimas nevadas.

Este valle, ubicado a poco más de 3 mil metros de altura, queda ya al lado Este de los Andes.

La lluvia que cae acá tiene como destino el Océano Atlántico, luego de fluir por el Amazonas, a diferencia de la que cae en Quito, que escurre hasta el Pacífico.

El sol se aprecia en lo más alto, pero el viento fresco que no para, amerita una chamarra ligera, y aún más para quienes hacen una caminata por la Reserva Ecológica Cayambe-Coca, que abarca una superficie de casi 4 mil kilómetros cuadrados.

Los senderos discurren paralelos al río. Están diseñados para que el camino de ida no sea el mismo que el de vuelta, y para completarse en una, dos, cuatro u ocho horas.

Con algo de suerte, los visitantes se topan a lo largo del paseo con fauna regional, como tapires, llamas, cóndores, águilas y armadillos.

Quienes se aventuren a hacer las caminatas más largas, deben tener en cuenta que la altura también afecta la condición física, aunque un té de hoja de coca es el remedio natural que aquí se usa contra el mal de montaña.

Los árboles y las flores de esta región son exóticos y seductores; uno de los que más llama la atención a los visitantes es una especie de Brugmansia -coloquialmente llamado "floripondio"-, alucinógena y peligrosa, cuyas flores de un vívido rojo semejan campanas que la brisa tañe, a veces delicada y otras más intensamente.

Pero el mayor atractivo de este lugar son sus aguas termales, que se pueden disfrutar en el balneario, en hoteles y spas.

Su temperatura fluctúa entre los 36 y 42 grados, sólo son ligeramente saladas, e inodoras, una característica muy apreciada por los visitantes.

Las propiedades termales y minerales benefician al cuerpo humano: abren los poros, lo que facilita la eliminación de toxinas, reactivan el sistema respiratorio, circulatorio, nervioso y digestivo, además de que, dicen, contribuyen al retardar el envejecimiento.

En el sitio también hay albercas con agua -muy fría- proveniente del río, las cuales se recomienda alternar con las aguas termales.

Para lograr la hazaña hay que lanzarse sin pensar. Viniendo del agua tan caliente, mojarse el pelo y sumergirse por completo en el agua helada es un placer.

Aunque algunos dudan en probar al principio, dan ganas de...

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