Burmgarner... nadie como él

AutorBeatriz Pereyra

Madison Bumgarner parece estar anestesiado. No le tiemblan las manos. No hay sudor que escurra por su frente. No se permite un pestañeo. Desde un estado de insensibilidad, de concentración casi inconsciente, su brazo izquierdo confecciona outs con la facilidad de quien garabatea en un cuaderno.

Los Gigantes de San Francisco derrotaron 3-2 a los Reales de Kansas City en el séptimo juego de la Serie Mundial 2014 por obra y gracia de Madison Bumgarner, quien, con sólo dos días de descanso, congeló en dos hits la ofensiva rival en las cinco entradas que lanzó como relevista.

Si en cinco temporadas los Gigantes forjaron una epopeya al ganar tres títulos de Serie Mundial (2010,2012 y 2014), simultáneamente Bumgarner se convirtió en leyenda a golpe de colgar ceros. En tres ediciones del Clásico de Otoño acumula un ínfimo porcentaje de 0.25 de carreras limpias. Ningún otro pítcher, con un mínimo de 25 entradas lanzadas, ha tenido tal efectividad en los 110 años de la Serie Mundial. Los Gigantes de San Francisco y los Reales de Kansas City llegaron a la última edición de la Serie Mundial en calidad de equipos comodines, es decir, ninguno fue el primer lugar de la división donde juegan, pero su récord de ganados y perdidos les permitió calificar a los playoffs como cuarto mejor equipo de la Liga Nacional y de la Liga Americana, respectivamente. Los Reales se veían imbatibles: llegaron invictos a la Serie Mundial tras barrer en tres juegos a Anaheim en la Serie Divisional y a Baltimore en cuatro en la Serie de Campeonato. Siete triunfos al hilo los condujeron a su primera Serie Mundial desde 1985. Los Gigantes vencieron en cuatro partidos a los Nacionales de Washington en la Serie Divisional, y a los Cardenales de San Luis en cinco en la Serie de Campeonato.

En el primer juego de la Serie Mundial, Madison Bumgarner perfiló el destino de los Reales. El zurdo de 25 años les cortó una racha de ocho triunfos consecutivos. Lanzó siete entradas, permitió sólo una carrera (un jonrón de Salvador Pérez en el séptimo inning) y tres hits, ponchó a cinco enemigos y Gigantes se impuso 7-1 a domicilio.

En el estadio Kauffman, más de 40 mil fanáticos vestidos de azul, locos de emoción e implacables en el apoyo a sus jugadores, enmudecieron ante el dominio de Bumgarner. El estruendo no lo estremeció. Los jugadores de Kansas City entendieron que si querían el título de Serie Mundial tenían que acabar pronto con los Gigantes para evitar enfrentar a ese témpano llamado Bumgarner. Pero no pudieron.

"Si estás preocupado por qué tan fuerte grita la multitud, entonces estás...

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