Bendecido por la generosidad

AutorMaría Luisa Medellín

"Cualquiera de los dos podemos donar el riñón que necesita, doctor", cuenta Manuel de la Maza que le ofreció hace seis meses la esposa de un paciente a quien él curó y que asentía convencido, mientras ella le dirigía una mirada.

Los papeles se invertían. El neurólogo dedicado a sanar a sus enfermos recibía de uno de ellos un posible regalo de vida.

Él confiesa que cuando escuchó la sorpresiva propuesta creyó que sólo era un cumplido.

De la Maza es director del Programa de Neurología del Hospital San José y permanecía en lista de espera por un nuevo órgano desde el 3 de mayo del 2008, cuando le diagnosticaron una grave insuficiencia renal de carácter obstructivo.

Por coincidencias de la vida, días antes de saberlo, su paciente se había aliviado del raro padecimiento que por años le provocó desgarres y contracturas musculares espontáneos y severos.

"Él me comentó que iría a dar gracias y a compartir su testimonio a un taller de oración en uno de los conventos del Apostolado de la Cruz, en Jesús María, San Luis Potosí. Aunque no soy un católico muy activo le pedí que me invitara.

"Fíjate que tengo un problema y quiero pedir por mi salud, le dije. No abundé más", relata el especialista de 61 años y de cabello cano con amplias entradas.

En aquel lugar se erigen las obras de la venerable Concepción Armida de Cabrera y durante el año se organizan retiros a los que asisten miles de fieles de todas partes. En esa ocasión se sumarían algunos ex pacientes del doctor De la Maza.

"Yo sabía de estas obras desde mi abuela y aquí hay mucha gente que pertenece al apostolado", detalla abriendo más sus ojos claros de expresión triste.

La convivencia con el matrimonio se fortaleció en esos días de reflexión de agosto del año pasado y luego de su regreso a Monterrey.

"Ellos me preguntaban por mi salud y platicábamos como lo hacía con mi familia y otras personas que llamaban para saber de mis avances, pero realmente quedé asombrado y totalmente agradecido con este acto de generosidad extraordinario".

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El neurólogo se recupera del trasplante que un equipo de amigos especialistas le practicó el 4 de noviembre y comparte conmovido que en su caso obró algo espiritual.

"La donación que hizo la esposa de mi paciente (y que sin ser de un familiar hubiera la compatibilidad que sólo se da entre padres e hijos con tres antígenos iguales a los míos) es increíble. Creo que sí obró algo espiritual".

Sus mejillas se ven sonrosadas y ha recobrado el aspecto normal de su...

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