El basamento ético-moral de la desobediencia civil en un Estado de Derecho

AutorSamuel Hernández Apodaca
Páginas1-9

El basamento ético-moral de la desobediencia civil en un Estado de Derecho

Samuel Hernández Apodaca

Introducción

Al hablar de desobediencia es pertinente hacer la distinción clara y oportuna de la forma particular de desobediencia al derecho y es decir de la desobediencia civil. La desobediencia civil, establece por un lado una relación entre el derecho y la actividad política y legislativa y, por otro, la ética o la moral pública unas relaciones que testimonian la radical dependencia del primer bloque respecto del segundo y, demostrando con ello que, en su protesta, el desobediente civil, pese a combatir el derecho, no se desliga en absoluto del mismo, sino que lo defiende resueltamente al esgrimir como razones de su desobediencia las mismas bases de legitimidad del orden jurídico y político.

La desobediencia civil, es un instrumento fundado desde la ética y que cuestiona normas jurídicas que son injustas. Este argumento ético, no sólo tiene valores esencialmente personales, sino también de Derecho, porque se trata de la moral pública incorporado en la Constitución política.

El texto que se presenta, ofrece un panorama introductorio al tema de la desobediencia civil, su papel en la esfera pública y la vinculación ético-moral del desobediente, así como el contexto bajo el cual se da en un Estado democrático de derecho.

Y es que los procesos de desobediencia civil, desde Antígona hasta los nuevos movimientos sociales, pasando por Henry David Thoreau, Gandhi,

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Martin Luther King y Ricardo Flores Magón, son un ejemplo paradigmático de generación del poder comunicativo a través del desarrollo de esa esfera pública.

1. Desobediencia civil en la esfera pública y sus consideraciones ético-morales

El lenguaje común no distingue entre los términos "moral" y ética". Ambos, son usados indistintamente, para hacer referencia a normas, conductas y comportamientos del ser humano. Etimológicamente ambos términos se refieren, respectivamente, a mores o ethos, al comportamiento o conducta del ser humano conectado a las costumbres, a los hábitos y al carácter de los individuos.

La ética tiene por objeto el análisis de las virtudes, la búsqueda de la felicidad y la consideración de qué sea la justicia, la que haga que el individuo llamado hombre pueda ser feliz, en suma: la vida buena del ser humano. Por otra parte Kelsen señala: "una conducta sólo puede tener valor moral, cuando no sólo su motivo, sino también la conducta misma corresponde a una norma moral".1

Kropotkin señala:

Somos morales naturalmente. Pero, ¿por qué lo somos? ¿Seré yo moral porque la Biblia lo quiere, o porque Kant me habla de un imperativo categórico de un orden misterioso que me viene de mí mismo y me ordena ser moral, o bien para dar gusto a Bentham, que desea hacerme creer que seré más dichoso si me ahogo por salvar a una persona que cayera al río, que si miro como se ahoga, o por último porque mi educación es así desde que mi madre me enseño la moral? (...) para el anarquismo es bueno, es moral lo que favorese a la sociedad en que se vive, y malo lo que le perjudica.2

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La aportación de Kropotkin, como se puede observar tiene una fuerte carga moral. Pero su referente de bienestar es la sociedad, tal vez por ello la exigencia de dar una dimensión ética-moral a la política formaría parte de la necesidad de trasladar valores de la esfera comunitaria o del mundo de la vida al ámbito de lo público. Sin embargo, esta transferencia no puede realizarse mecánicamente, puesto que es necesario evitar que se produzca un efecto contrario. Es decir, que en lugar de moralizar la política o el derecho, se juridifique o politice la moral. Por ello, es necesario, exigir que los órganos jurídicos tengan la sensibilidad para apreciar el valor de la acción moralmente fundada y por otra parte evitar que tenga competencias para indagar si los ciudadanos actúan o no de acuerdo con lo que creen que es su deber. Como es el caso de quienes realizan la desobediencia civil, como parte de un compromiso ético-moral.

El desobediente realiza un acto público, un acto que pertenece a la esfera pública entendida como el lugar donde los ciudadanos en condiciones de igualdad y libertad cuestionan cualquier norma que no haya tenido su origen y ratificación en ellos mismos.3

Así, su acto llama la atención sobre algo que, según su criterio...

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