Aventura + arqueología

AutorTeresa Rodríguez

Enviada

RIVIERA MAYA.- Poniéndole buena cara al mal tiempo que durante los días pasados se apoderó de la Rivera Maya, varios turistas acabamos a bordo de una Van rumbo a Encuentro Maya, excursión que promete una buena mezcla de adrenalina y cultura.

Nuestro destino: la comunidad de Tres Reyes, que justo celebra una fiesta patronal con todo y pirotecnia. Al llegar, caminamos unos cuantos pasos para encontrar la primera dosis de aventura, descenso a rappel en el cenote De la Vida.

Los mayas, quienes nos auxilian con arneses, mosquetones y cascos, entre otras piezas, saludan sonrientes a la voz de "malokin" (un cálido "hola", en maya).

Nos internamos en la jungla. La llovizna, un sendero tupido de árboles, las tonalidades ocres y verdes, los delicados sonidos de la naturaleza cautivan a este pequeño pelotón, hijos del asfalto provenientes de Nueva York, Toronto, San Francisco y la Ciudad de México.

Nuestro simpático y veloz guía, Hugo "The Boss", nos conduce hasta la primera tirolesa de 70 metros. Uno por uno, somos asegurados al cable y sobrevolamos, a buena velocidad, las copas de los árboles.

La segunda tirolesa es aún mejor. Nos deslizamos de espaldas, sobre 200 metros de cable, por encima de una laguna rodeada de vegetación.

Atravesamos nuevamente la laguna, esta vez a ritmo de remo, en kayaks, y tras otra caminata a paso firme por la jungla, llegamos a un pequeño altar donde un chamán, en maya y entre la humareda del copal, nos da la bendición para internarnos en el cenote Chimuch, que nos hechiza con el encanto de sus estalactitas color arena y sus aguas pintadas del turquesa al azul profundo.

De regreso en el poblado nos espera un pequeño banquete orquestado por...

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