Avances y pendientes

AutorJésica Zermeño Núñez

Hoy termina el plazo para la construcción de la primera reforma del Estado impulsada desde el Congreso de la Unión. Sin embargo, los resultados de este proceso de más de un año de gestación ni siquiera pudieron ser presentados formalmente en la ceremonia convocada para esos efectos, pues la reforma energética acaparó las Cámaras y los reflectores.

El pasado jueves, horas antes de que la Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos (CENCA) presentara los resultados del proceso para rediseñar al Estado mexicano, legisladores perredistas tomaron las tribunas de la Cámara de Diputados y el Senado como parte de su estrategia de rechazo a la reforma energética propuesta por el Ejecutivo.

A las 18:00 horas, horario pactado previamente para iniciar la sesión de la CENCA en la que se presentarían 17 iniciativas de ley -seis de ellas con pleno consenso-, el salón donde se realizaría el evento en San Lázaro estaba cerrado por "no existir condiciones" para llevar a cabo el acto.

Mientras, el impulsor de la Ley para la Reforma del Estado, el priista Manlio Fabio Beltrones, negociaba en el Senado si se trasladaba junto con los otros coordinadores parlamentarios a la Cámara de Diputados para llegar a un acuerdo con los legisladores perredistas que tenían tomada la tribuna.

La entrega de propuestas se llevó a cabo el viernes 11 de abril, con una ceremonia mucho más modesta de la preparada originalmente.

A pesar de los avances en materia electoral y judicial, esta reforma volvió a dejar pendientes temas tratados en reformas anteriores, como la reelección de los diputados, la creación de un jefe de Gabinete para agilizar los trabajos gubernamentales, la reducción del número de diputados y senadores y la concreción de un sistema nacional único de salud.

Jorge Alcocer V.

La ley que no era

La Ley para la Reforma del Estado, que concluirá su vigencia el 13 de abril, motivó, al momento de su presentación y posterior aprobación, una larga cauda de críticas a la par que un generalizado escepticismo sobre sus potenciales resultados. "Una ley que no lo es", dijeron muchos; de "aberración constitucional" la tildaron otros; "plataforma de proyección para su autor", acusaron los futuristas.

A la luz de sus resultados, la ley promovida por el Senador Manlio Fabio Beltrones entrega en el balance final dos reformas constitucionales de singular importancia. La primera fue en materia electoral, calificada por especialistas como la de mayor calado desde la de 1977; la segunda en materia de justicia penal, todavía en curso en los congresos estatales. Para el ambiente de confrontación y escepticismo que privaba al momento de su expedición no es poca cosa. Reveladora es la paradoja que de sus defectos surja el minoritario reclamo de prolongar su vigencia, pues gracias a ella los grupos y partidos de menor peso político y electoral adquirieron una importancia que nunca antes se les había concedido en la arena del Congreso de la Unión.

Quizá el mayor mérito que deba acreditarse a esa singular ley sea el haber dado marco para romper la parálisis derivada de la confrontación postelectoral de 2006; que todos los partidos hayan asumido y aceptado la necesidad de establecer reglas mínimas para hacer posible el diálogo entre los Poderes de la Unión, sin exclusión ni vetos, para de ahí colocar la reforma electoral en el lugar número uno de la agenda, fueron hechos que confirmaron el valor de la iniciativa impulsada por el coordinador de los senadores del PRI.

Que otras reformas hayan quedado en la lista de buenas intenciones obedece más a la inveterada tradición de colmar la agenda legislativa con ocurrencias sin ton ni son que a los defectos -reales o supuestos- de la ley. Salvo delirios veraniegos, nadie tomó en serio la pretensión de que la ley permitía a su órgano ejecutor (la llamada CENCA) erigirse en una especie de poder fundacional de la República, facultado para modificar el régimen político instaurando un sistema diferente al que establece nuestra Constitución.

El mayor defecto de la...

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