'La arquitectura, memoria material'

AutorErika P. Bucio

En el piso de su recámara, Felipe Leal (Ciudad de México, 1956) jugaba a hacer ciudades con cajas de cartón, popotes, plastilina y restos de madera, o se entretenía dibujando fachadas deterioradas que se encargaba de arreglar con sus lápices de colores. En esos hobbies infantiles se forjó la vocación del "arquitecto de la ciudad".

Se asume como un defensor y promotor de las áreas colectivas y de convivencia urbana.

Como cabeza de la Autoridad del Espacio Público de la Ciudad de México, durante el Gobierno de Marcelo Ebrard (2006-2012), rescató, por ejemplo, la Alameda Central, primer jardín público en América; renovó la Plaza de la República, donde se ubica el Monumento a la Revolución, y creó el Corredor Basílica, que permitió recuperar el entorno de la Basílica de Guadalupe, el sitio más visitado en la capital.

Cree que lo hecho en la CDMX tuvo eco en otras localidades del País, como Mazatlán y Veracruz, que también se preocuparon por restaurar sus malecones.

Leal, quien el lunes ingresará a El Colegio Nacional aspira a lograr ciudades "más extrovertidas" con la gente en las calles y las plazas públicas, como sucede en Oaxaca o Nueva York.

Es un arquitecto que confía en la capacidad de transformación de la arquitectura a partir de la intuición, pero respaldada con argumentos, como cuando, de forma inesperada, el trolebús en el que hacía un recorrido con Ebrard se detuvo en la esquina de Eje Central y Madero, y entonces se dirigió al Mandatario y le soltó: "Esa calle (Madero) debe ser peatonal". El Jefe de Gobierno, recuerda, lo miró sorprendido, y Leal argumentó: "Ya la he caminado; son 700 metros, cinco cuadras, y no hay ninguna entrada de estacionamiento".

Dos semanas después, Ebrard tenía sobre su escritorio la propuesta del Corredor Madero, hoy el andador más transitado de la urbe. Para lograrlo, hubo que vencer la resistencia de los comerciantes, quienes -el arquitecto estaba convencido- serían los más beneficiados.

Cree que un buen gobernante debe saber escuchar a los arquitectos, y trae a cuento varios ejemplos: Richard Rogers, Premio Pritzker 2007, fue consultor de la alcaldía de Londres, mientras que las transformaciones urbanas de Medellín y Bogotá, en Colombia, bajo las administraciones de Sergio Fajardo y Enrique Peñalosa, respectivamente, también fueron arropadas por arquitectos.

Roma, incluso, tuvo por alcalde a un gran teórico de la arquitectura, Giulio Carlo Argan, y Barcelona vivió su gran renovación arquitectónica de...

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