Arquitectura entre el cielo y la tierra

AutorRebeca Pérez Vega

Fray Gabriel Chávez de la Mora (Guadalajara, 1929) ha integrado las artes y la artesanía a su oficio constructor y a su vocación religiosa, pero también ha sido el artífice y el gran renovador de la arquitectura litúrgica en México, que puede constatarse en cada una de las 175 obras de construcción, rehabilitación y renovación de templos, capillas, monasterios, catedrales y santuarios en todo México.

El arquitecto de 91 años de edad, con 65 años de trayectoria, sigue activo. Recientemente ha trabajado en dos megaproyectos: el "Memorial de la Misericordia", una cruz de 160 metros de altura que se edificará en Monterrey y que ostentará el título de la cruz más alta del mundo (por encima de la del Valle de los Caídos, en España, que suma 150 metros) y en el diseño del vitral del Santuario de los Mártires, en Talquepaque, Jalisco, que incluirá el trazo de un retablo dedicado a los 51 mártires a los que se dedica ese recinto.

La sobriedad, la sencillez y la utilidad han formado parte de su código de valores desde que inició como estudiante de la primera generación de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara, fundada en 1948 por Ignacio Díaz Morales.

"Ahí aprendí nada menos que la profesión con un plan de estudios ideado por el arquitecto Ignacio Díaz Morales, ahí hubo una integración muy interesante de maestros tapatíos, mexicanos y extranjeros, había clases sobre estructura, composición, historia del arte", describe.

De la mano de sus maestros, el propio Díaz Morales y el alemán Mathias Goeritz, entendió el valor de la integración del arte y la artesanía en el ejercicio de la arquitectura, pero también la premisa del diseño sin ornamentos que dicta que la forma es la función.

"Recuerdo sobre todo la materia que nos dio Mathias Goeritz, destacaba por su punto de vista, con ese impulso a la creatividad", narra.

Después de convertirse en el primer estudiante titulado de la licenciatura, en 1955 Chávez de la Mora ingresó a la orden Benedictina, en Cuernavaca, Morelos.

"No era extraño en mi familia optar por una vocación religiosa ya que teníamos varios familiares religiosos, no era extraño pensar en una vocación religiosa y junto con la vocación religiosa también estaba el oficio de la construcción y la arquitectura.

"Como arquitecto y religioso principalmente las encomiendas que he tenido son de arquitectura religiosa, de arquitectura litúrgica porque sirve para el culto, empezando por la capilla de la comunidad de Cuernavaca...

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