Me armo o no me armo

AutorErnesto Villanueva

En el transcurso de los años, particularmente en los más recientes, se ha podido apreciar cómo el estado de derecho se repliega y permite con ello que surjan islas cada vez más amplias de impunidad, corrupción e inseguridad a lo largo y ancho del territorio nacional.

El anterior no es "nuestro" diagnóstico, sino una descripción de lo que sucede en el país y de cómo se deterioran los espacios públicos y privados, justo aquellos que debieran permitir el ejercicio apreciable de los derechos y garantías tutelados por la Constitución.

Peor todavía: ante los cada vez más frecuentes homicidios y atentados cometidos contra servidores públicos, candidatos políticos y personajes con cargos de elección popular se impone una pregunta: ¿Cómo puede el Estado mexicano garantizar la seguridad de los ciudadanos si no puede defender la integridad física de un número creciente de los encargados de hacer cumplir la ley?

Con el presente trabajo no pretendemos sostener que el ejercicio del derecho de posesión y portación de armas de fuego sea la solución al grave problema de violencia e inseguridad que vive el país. El tema sí se inscribe, empero, en la abultada lista de pendientes necesarios para que las personas de a pie, casi la totalidad de la población, puedan tener un instrumento para la legítima defensa de su vida y su seguridad en el marco constitucional.

Para muchos mexicanos podría resultar desconocido el dato de que la posesión y la portación de armas de fuego forman parte de un derecho fundamental previsto en la Constitución vigente, en tanto que para otros pocos se trata de un tema indeseable.

Es importante subrayar que el autor del presente libro no es quien está proponiendo que el derecho referido sea considerado fundamental e, incluso, un derecho humano. Existen distintos tratadistas y criterios jurisprudenciales que apuntan en este sentido.

La falta de educación, instrucción y responsabilidad en el manejo de las armas de fuego como medios para la legítima defensa de los gobernados -promovida paradójicamente por una ley reglamentaria restrictiva- genera violencia, accidentes, crimen y, en suma, alienta la violación de los derechos humanos, además de limitar la gobernabilidad democrática.

Con el propósito de identificar los prejuicios y las realidades que rodean el tema, en el presente trabajo se optó por crear un hilo conductor dotado de un centenar de preguntas básicas con sus respectivas respuestas, para lograr no sólo un conocimiento conceptual, sino empírico, del estado de la cuestión. Para tal efecto, se registraron las dudas, inquietudes y preocupaciones más reiteradas sobre el derecho fundamental estudiado manifestadas en las fuentes públicas disponibles.

¿Por qué...

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