Argumentación jurídica
Autor | José Oliveros Ruíz |
Páginas | 106-121 |
Justicia electoral en México
ARGUMENTACIÓN JURÍDICA
1. La retórica como parte de la argumentación
Aristóteles dene a la retórica como la “facultad de discernir en cada circunstancia
lo admisiblemente creíble.”76 Esta denición parece ir más allá de lo que lo que co-
rrespondería como enseñanza y persuasión a cualquier otra disciplina, por lo tanto,
el argumento retórico tiene la cualidad de ser aplicable a cualquier cosa dada.
En tanto el discurso utilizado en la retórica pretende mostrar la verdad, o al menos,
resaltar lo que parece tal, su fuerza está en la persuasión. No en balde se encubre a la re-
tórica bajo la gura de la política, pues ambas participan de la dialéctica de ahí que como
señala el estagirita: “La retórica viene a ser como algo que ha crecido junto a la dialéctica
y al estudio de las costumbres o caracteres, al cual es justo denominar política.”77
En cuanto a la forma de los argumentos retóricos escribe el lósofo griego, así como
en la dialéctica como confrontación de posiciones se utiliza la inducción, el silogismo o
el falso silogismo, en la retórica “el paradigma o ejemplo es una inducción, el entime-
ma es un silogismo –y el entimema aparente un silogismo aparente-. Llamo entimema
al silogismo retórico y paradigma a la inducción retórica.”78
Aunque el uso del silogismo y la inducción en la retórica tienen coincidencias con
la dialéctica, sus nes especícos pueden resumirse así:
a. Considera digno de crédito lo que sería para cualquier persona aceptable para
deliberar.
b. Precisa que el entimema (silogismo sin una premisa o conclusión) y el ejemplo
se apoyen en cosas admisibles, pues si alguna de las premisas es conocida no es
preciso decirla, pues la presupone el oyente.
c. Requiere deducir proposiciones de lo que con frecuencia ocurre con base a otras
proposiciones admisibles, y las necesarias, de otras consideradas irrefutables.
d. Funda los entimemas sobre verosimilitudes e indicios, aunque la mayoría de
las premisas que los forman serán necesarias (necesario será lo que sucede de
ordinario).
e. Dene lo verosímil no como algo determinado a suceder de forma absoluta, sino
que admite que las cosas puedan ser de otra manera.
f. Argumentar de forma concluyente se hace a partir del indicio necesario, el cual
tiene su origen en las cosas de las que nace el silogismo, es decir, de la proposición
que es inadmisible refutar por estar demostrada y llevada a término.
76 Aristóteles, Arte Poética. Arte Retórica, Porrúa, México, 2002, p. 86.
77 Ibid., p. 87.
78 Ibid., p. 88.
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Segunda parte. Jurisdicción constitucional, interpretación del derecho e interpretación...
g. Refuta el indicio particular cuando es asilogístico y, por ende, rechazable, así
como el universal respecto de lo particular, pues sólo se tiene como concluyente
aquel que es verdadero e inadmisible refutar.
h. Considera silogismos retóricos aquellos de los cuales se forman los tópicos,
los que son conceptos comunes de muchas ciencias que dieren en especie.
Se llama especies a las premisas propias de cada género, tópicos a las que son
de semejanza común a todos.79
A partir de estas características puede concluirse que la argumentación mo-
derna tiene bases importantes en la retórica aristotélica, pues se trata de una dis-
ciplina que engloba más allá de la simple persuasión del auditorio, un método
para identicar y, en su caso aprovechar, la fuerza del consenso sobre un tema
determinado.
Ciertamente, Aristóteles además de especicar la estructura de los argumentos
retóricos, divide por géneros los discursos retóricos, y enuncia el deliberativo, fo-
rense y el demostrativo.
Sobre la deliberación escribe que forman parte de ella la exhortación y la disua-
sión, pues los que aconsejan, ya sea en asuntos públicos o privados, realizan esta ac-
tividad con la mira hacia lo futuro.
Del pleito o litigio, arma que forman parte la acusación y la defensa, pues para
que exista pelea las partes deben realizar una de las dos acciones y el interés estará
conformado por situaciones previas o realizadas.
Por último, del género demostrativo se reconoce como conformantes al elogio y
la censura, pues tienen como n lo hermoso y lo feo, siendo su tiempo generalmente
lo que acontece en el momento presente, aunque puede acudirse a lo que aconteció
previamente o vaticinar lo que ocurrirá en el futuro.80
Como se advierte, el uso de los discursos persuasivos que conforman el arte de la
retórica va dirigido al juicio, pues buscan convencer o disuadir, pero más allá de la utili-
dad y de los nes, resulta interesante tratar sobre lo que es común a todos los discursos,
es decir, los Topoi o lugares comunes, pues es a partir de ellos que puede crearse comu-
nión o consenso sobre los valores o referentes cuya legitimidad caracteriza la cultura de
una sociedad.81 Veamos.
79 Cfr. ibid., pp. 88-91.
80 Cfr. ibid., p. 92.
81 Incluso el discurso demostrativo asociado con el aspecto peyorativo de la “retórica”, a propósito de
las habilidades para engalanar a la patria o la alabanza exagerada de un hecho histórico por parte
del orador, es reconocido por Aristóteles como fuente de reconocimiento generalizado o lugar co-
mún, al establecer que “de las formas comunes a todos los discursos, la ponderación es la más ade-
cuada, porque éstos toman las cosas como generalmente admitidas.” Ibid., p. 114.
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