Apliquemos la ley

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El Mundo del Abogado
APLIQUEMOS LA LEY
El ambiente tan crispado
en el que vivimos desde
hace unos meses suele
suscitar el pesimismo
de muchos mexicanos.
Es entendible. Las acusaciones
cruzadas sobre corrupción que vie-
nen y van de un grupo a otro —y
las que pronto van a sumarse— ha-
cen pensar a algunos que estamos
sumidos en un lodazal. Esto ayuda
a las encuestas de popularidad,
pero no a la cohesión social.
Afortunadamente, tenemos
una Constitución, códigos pena-
les y una serie de ordenamientos
jurídicos que nos indican qué se
vale y qué no. “Nadie los respeta”,
se quejan los pesimistas: “Las re-
vanchas son lo único que importa.
Están a la orden del día y lo que
se busca es desprestigiar al otro,
humillarlo, inhabilitarlo para las
elecciones de 2021”. Es posible
que esto sea lo que busquen algu-
nos pero, más allá de lo que éstos
pretendan o no, ahí está nuestro
marco constitucional y legal. Lo
único que tenemos que hacer es
aplicarlo.
El debido proceso es resulta-
do de largas confrontaciones y
luchas, de aciertos y errores, de
experiencias internacionales exi-
tosas y malas prácticas que han
demostrado resultar muy costo-
sas para quienes han incurrido en
ellas. Si ya tenemos trazados los
procedimientos, echemos mano
de ellos. Más aún: aferrémonos a
ellos. No permitamos que nadie
los vulnere.
pasión”, escribió Aristóteles. Y tenía
razón: si la ley exige perseguir a los
ex presidentes, persigámoslos. La
aplicación de la ley no está suje-
ta al humor de un fiscal, ni a las
encuestas de popularidad de un
partido político.
Una de las condiciones para
que esto ocurra es que contemos
con jueces, magistrados y minis-
tros independientes. La división
de poderes es una conquista
centenaria y, como lo hemos visto
en diversos momentos, ignorarla
puede resultar catastrófico para el
Estado Democrático de Derecho.
Hoy, más que nunca, los aboga-
dos estamos obligados a velar
por él y a exigir que se respete en
todos los ámbitos. Beneficie
a los imputados que beneficie
y perjudique a los imputados que
perjudique, si éste se respeta,
saldrán ganando el gobierno y
los jueces, los fiscales y los de-
fensores. Pero, sobre todo, saldrá
ganando México.
Afirmar esto no supone una
ingenuidad sino una advertencia:
si lo que afirma Emilio Lozoya es
cierto y consigue aportar pruebas
para sancionar a quienes violaron
la ley, celebrémoslo. Si resulta que
las “aportaciones” que recibió
el hermano del presidente de la
República no tenían origen lícito,
y eso acarrea un castigo, enho-
rabuena. Mientras todo se lleve
al cabo conforme a la ley, Méxi-
co saldrá ganando. No importa
quiénes resulten responsables y
quiénes no. Lo importante es que
nos atengamos al proceso que se
ha constituido al efecto.
Se habla de someter a votación
popular si se persigue a algunos
ex presidentes de la República,
pero esto sería tan incorrecto (y
tan peligroso) como someter a
votación si se le debe cortar la
mano a los carteristas del metro
o no. Significaría abrir puertas
que luego, quizás, ya no puedan
cerrarse. “La ley es la razón libre de
Fotografía: Freepik

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