Una apertura deslumbrante

AutorJosé Luis Tapia

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SYDNEY.- Difícilmente puede reducirse todo a una palabra o una frase. La inauguración de los Juegos Olímpicos de Sydney necesita mucho más.

No sólo fue la emoción sentida al ver a las dos Coreas desfilar juntas arropadas por el aplauso de los más de 110 mil espectadores puestos de pie, tampoco puede reducirse a describir con las mejores palabras el espectáculo cultural previo ni a la emoción de verse sorprendidos por la designación de Cathy Freeman, símbolo de los aborígenes australianos, para recibir la antorcha y encender el pebetero, uno de los mayores honores que puede recibir un deportista amateur.

Difícilmente se vive una emoción similar si no se está presente. Si no se siente desde los pies hasta las manos, la vibración de los aplausos; si no se alzaron los brazos al paso de la ola reconocida aquí, y por escrito, como mexicana; si no se escucharon los gritos de la multitud que antes que nada, se reunió gracias al deporte, sin importar los poderes amasados gracias a él por sus dirigentes, sin importar si alguien quebranta en los próximos días ese espíritu con trampas; sin eso, las palabras no alcanzan.

La noche del viernes en Sydney será difícil de olvidar.

La maquinaria australiana preparó todo con lujo de detalle. Nada salió mal.

Lo único que no engranó fue el tiempo. Hubo un retraso de poco más de una hora, pero al final fue compensado.

Con el desfile de las 199 delegaciones registradas finalmente, muchas de ellas de países poco conocidos, el ambiente se enfrió un poco.

Brasil arrancó la primera gran ovación, luego las Islas Fidji, Irlanda, la Gran Bretaña, los Estados Unidos, pero nada se comparó con la brindada a los coreanos. Meses de negociaciones, luego de años de conflictos políticos, y por fin, gracias al movimiento olímpico, pudieron hacer lo antes inimaginado.

El Estadio Olímpico de Sydney se estremeció con la aparición de los anfitriones. "Go, Aussie, go" fue el grito para dar la bienvenida a la numerosa delegación vestida de marrón, verde y...

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