El año de las enfermedades proscritas

AutorSara Pantoja

Desde que empezó el confinamiento a causa de la pandemia por covid-19 en México, hace más de un año, "está prohibido enfermarse de otra cosa que no sea eso; de lo contrario no lo atienden a uno", asegura Arturo, quien cuenta la historia de su esposa. Su tratamiento de quimioterapias contra el cáncer en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, narra, fue interrumpido varios meses, lo cual le provocó un preocupante retroceso en su recuperación, dice afligido. Varios pacientes con padecimientos diversos coinciden con Arturo -un nombre ficticio, para evitar represalias contra su esposa-. Dicen a la reportera que durante ese lapso les han pospuesto al menos una vez cirugías programadas; otros sobreviven con medicamentos adquiridos a sobreprecio, que ellos deben comprar por su cuenta, y dietas caras que los hacen olvidar por momentos su dolor; unos más observan cómo su salud y su ánimo se desvanecen ante la negativa de ser atendidos en hospitales públicos y privados reconvertidos para atención exclusiva de covid-19; ahí no los atienden, dicen, "a menos que llegues muriéndote".

La esposa de Arturo lleva siete años luchando contra el cáncer que comenzó a atacar su páncreas en 2014. Médicos del Instituto de Nutrición la operaron con éxito; le aplicaron 18 quimioterapias para eliminarlo. Fueron suficientes para que no regresara la enfermedad. Sin embargo, en julio de 2018 el mal reapareció con un tumor en el pecho que le provocaba poca irrigación de sangre al cerebro. La misma institución la sometió a un tratamiento de quimioterapia y se recuperó.

El año 2019 fue un alivio, pues sólo acudía al hospital a sus revisiones mensuales. Pero pronto le detectaron un nuevo tumor a un lado del páncreas y fue sometida a 28 radiaciones. "Iba muy bien, era casi imperceptible", dice el entrevistado.

En marzo de 2020, a raíz de un golpe, los médicos le detectaron a la paciente otro tumor, ahora en la cabeza. La noticia llegó casi al mismo tiempo en que el Instituto de Nutrición comenzó a recibir pacientes con covid-19, lo que en pocos días lo convirtió en lugar exclusivo para casos de ese tipo.

"Ahí fue cuando mi esposa empezó a perder la buena atención que tenía. Le suspendieron las radiaciones y le dijeron que se esperara porque debían dar preferencia a todos los del covid hasta en la zona de Urgencias. Le dijeron que ya no fuera y que, sólo si se ponía mal, fuera a Urgencias", cuenta Arturo.

Abril, mayo, junio... Los meses pasaban y su esposa, de 64 años, sólo recibía llamadas por teléfono de su doctora para saber cómo iba con el medicamento que le recetó, pero sin saber la evolución del tumor en la cabeza. En septiembre...

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