Andar y Ver / Contra la propina

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

En la edición más reciente de Dissent, la cincuentenaria revista de la izquierda democrática de Estados Unidos, aparece un alegato convincente por la abolición definitiva de la propina.

El abolicionista es Daniele Archibugi, un prestigiado sociólogo italiano que sostiene que la práctica es un resabio feudal incompatible con la sociedad democrática.

Hábito que nos obliga sin obligarnos, la propina es un pago que el cliente hace por un servicio. Lo peculiar de ese pago es que la cantidad que entrega es determinada unilateralmente por él.

El desembolso es socialmente esperado, aunque no sea legalmente obligatorio. Su monto no es determinado previamente con precisión. Una vaga convención social lo esboza. Teóricamente corresponde a la apreciación que el cliente hace de la calidad del servicio recibido. El gran misterio es la determinación de los servicios que merecen propina y el porcentaje que debe pagarse.

¿Por qué pagamos propina al mesero que trae los platillos en un restorán, y no al cocinero que prepara la comida? ¿Por qué nos parece natural dar una propina al peluquero, cuando quedamos contentos con sus tijeretazos, y nos resultaría aberrante entregar una propina al maestro al final de una clase brillante? ¿Por qué lo que en un lugar es visto como signo de generosidad, en otro es tenido por insulto?.

La definición de lo que merece propina podrá ser uno más de los caprichos de la cultura, pero el hábito no tiene nada de inocente. Es una costumbre inaceptable en una sociedad democrática. Archibugi ofrece una cadena de argumentos contra la propina.

Se trata, en primer lugar, de una tradición que crea un desequilibrio entre ciudadanos. La propina depende exclusivamente de la voluble decisión del cliente. Quien entrega la propina, llamémosle el propinador, puede dar un peso,10 o 100. Lo que se le dé la gana. Podría no dar ni un quinto.

Por su parte, quien recibe la propina, llamémosle el propinatario, no puede hacer nada. Resulta así que una parte importante de su ingreso será determinada por un capricho.

Dicen que la propina es un incentivo que promueve la calidad del servicio. Pero lo que provoca la institución de la propina es dar una retribución diferente a un servicio igual.

¿Consideraríamos justo...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR