Allá, libertad de elegir gobernadores coloniales; aquí, el centralismo virreinal nos impedía elegir siquiera un sacristán

AutorJosé E. Iturriaga
Páginas101-104
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Inglaterra fue formando las Trece Colonias en unas tierras que considera-
ba suyas, en abierto desacato a la bula alejandrina que repartió el mundo
entre Portugal y España en 1493.
La bula alejandrina fue decretada por el papa Alejandro VI, cuyo nom-
bre era Rodrigo Borja, nacido en Játiva, Valencia. Después de ser éste
obispo valenciano, su tío, el sumo pontífice llamado Alfonso Borja, quien
adoptó el nombre papal de Calixto III, designó cardenal a su sobrino Rodrigo.
Calixto III ejerció su pontificado de 1455 a 1458.
A Rodrigo Borja —que adoptó el nombre de Alejandro VI— le tocó asis-
tir en Roma a la muerte de cinco papas: la de su tío Alfonso Borja en 1458,
la de Pío II en 1464, la de Paolo II en 1471, la de Sixto IV en 1484 y la de
Inocencio VIII el 9 de julio de 1492, un mes antes de la partida de Colón
hacia el ignoto continente americano.
Muerto Inocencio VIII, Rodrigo Borja ocupó la silla pontifical con el
nombre de Alejandro VI. De tal modo que Rodrigo Borja fue cardenal pri-
mero y papa después durante más de medio siglo.
Los gobernadores de las Trece Colonias Británicas eran electos por sus
habitantes, toda vez que estaba fresco el impacto político causado en Ingla-
terra por la revolución parlamentaria promovida por Oliverio Cromwell,
quien creó un órgano limitativo del absolutismo monárquico formado con
representantes elegidos por el pueblo, quienes integraron en 1649 un cuer-
po legislativo denominado Parlamento.
Allá, libertad de elegir gobernadores coloniales;
aquí, el centralismo virreinal nos impedía
elegir siquiera un sacristán

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