Allá, estabilidad política; aquí, preponderante inestabilidad

AutorJosé E. Iturriaga
Páginas259-263
259
La paz interna en Estados Unidos fue el motor de su desarrollo. En México,
el fratricidio armado provocó no sólo la parálisis socioeconómica sino su
retroceso. También provocó más de 100 invasiones a nuestro suelo fron-
terizo por los vecinos del norte y tres mutilaciones perpetradas por ellos:
dos por guerras y una por compra, en las que perdimos 2.2 millones de
kilómetros cuadrados de nuestro territorio.103
En los primeros 55 años de nuestra autonomía nos la pasamos matán-
donos entre hermanos, desde Iturbide hasta Lerdo. Y después otros 19
años en el siglo XX: desde el 20 de noviembre de 1910, cuando se inicia la
Revolución maderista que provocó la caída de Díaz, hasta el otoño de 1929,
en que terminó la rebelión promovida por Gonzalo Escobar el 4 de marzo
del propio año.
Ésta fue la última guerra civil que azotó al país, pero la suma de ambos
periodos bélicos es de tres cuartos de siglo.104
103Al efecto, consúltese Gastón García Cantú, Las invasiones norteamericanas en México,
México, ERA, 1971, pp. 125-170.
104 En estos periodos de guerra entre hermanos, hay que mencionar la rebelión de
Pascual Orozco contra Madero, Emiliano Zapata también contra el Apóstol de la Democracia,
la guerra promovida por Carranza en su Plan de Guadalupe para devolver el orden cons-
titucional roto por Huerta, el encuentro fratricida entre convencionistas y constitucionalistas,
la rebelión aguaprietista, la rebelión delahuertista, la Guerra Cristera firmada por un
concordato entre el arzobispo de Tabasco, Pascual Díaz y el presidente interino, Emilio Portes
Gil, en la primavera de 1930.
Allá, estabilidad política;
aquí, preponderante inestabilidad

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