Entre la alergia y el amor a las mascotas

AutorMaría Silva

El amor a las mascotas a veces excede los límites aconsejables y hay quienes prefieren sufrir problemas de salud provocados por estos animales que alejarse de ellos.

Los perros y los gatos están entre las mascotas preferidas de las familias, además de las aves, aunque abundan los niños que gustan de los roedores, tortugas, salamandras, serpientes, iguanas y lagartos.

Cuidarlas, darles comida y techo en casa tal vez no sea tanto problema, como sufrir las consecuencias de las alergias respiratorias y cutáneas e infecciones transmitidas por garrapatas y pulgas.

Primero alérgicos que sin perros

Gabriela Galindo, alergóloga, explica que las enfermedades alérgicas ocurren porque hay un mecanismo que el organismo desarrolla para protegerse contra unas partículas a las que no considera adecuadas, aunque quizá para otros puedan ser inocuas.

Los perros, gatos y aves que conviven en casa, principalmente, son los causantes.

Los primeros, por ejemplo, producen unas proteínas en la superficie de su piel, no en el pelo, y hacen que se desarrolle la respuesta alérgica, mientras que en el gato están en la saliva.

"Éste tiene el hábito de lamerse todo su pelaje como una conducta animal de reconocimiento y ahí es donde las proteínas de la saliva quedan untadas como una brillantina, de la cuales ya se han identificado, por lo menos, dos que son alergénicas.

"Algunos investigadores han dicho que esto se resuelve con bañarlos, pero ¿quién puede bañar a un gato diariamente?", cuestiona la profesora del Servicio de Alergia de la Facultad de Medicina de la UANL, con especialidad en alergia e inmunología clínica.

En las aves esas proteínas se encuentran tanto en las evacuaciones como en las plumas, por lo que se deben tomar medidas higiénicas para evitar su exposición.

"Aquí es más fácil, porque la proteína está presente en el medio ambiente del paciente y empieza la reacción alérgica, desde conjutivitis, ojo rojo, lloroso, comezoniento y hasta asma, es decir, espasmo bronquial.

"También dificultad para respirar, tos persistente de predominio nocturno y otras manifestaciones que pueden ser cutáneas, como la aparición de ronchas o un tipo de salpullido con mucha comezón", explica.

Estas respuestas dependen mucho del paciente, y no de la mascota, porque habrá quienes empiecen con síntomas oculares, continúan con los nasales, después asma y finalmente urticaria, El diagnóstico requiere pruebas, cutánea o de laboratorio.

"Hay casos en los que un perro o un gato es otro...

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