Las Alas del Deseo / Rivera y Dreiser: Viaje a Moscú

AutorAntonio Saborit

El miércoles 19 de octubre de 1927, Diego Rivera y Theodore Dreiser se conocieron en las mesas de Schwartz's. Aunque más que conocerse, en realidad sólo se identificaron entre el grupo de escritores y artistas que al final de la tarde se dieron cita en el 140 de la Calle MacDougal, a un costado de la Plaza Washington, para cenar con Dreiser y desearle buen viaje a la Unión Soviética. El novelista agradeció y contestó los discursos de Ernest Boyd, Floyd Dell, Joseph Freeman, el propio Rivera, Ed Royce y la esposa de William E. Woodward. El Gobierno de Rusia se preparaba para celebrar entre el 3 y el 10 de noviembre los primeros 10 años de su mandato con una serie de festejos y actividades, y Dreiser, el aclamado autor de An American Tragedy, era un invitado especial.

El Schwartz's se vació a las nueve de la noche, cuando el grupo siguió a Dreiser hasta el S.S. Mauritania. Dos horas después sonaron las campanas del puerto, en señal de que el barco estaba por zarpar, y apenas entonces el novelista se quedó solo en su camarote.

Dreiser dedicó buena parte del jueves a revisar cómoda y detenidamente los papeles y cartas de presentación que dos días antes le diera Ian Gileadi, empleado del banco de los soviets en Nueva York, para los cineastas Sergei M. Eisenstein y Jackaina Tverskaia, el director de teatro Vsevolod Meyerhold, la hermana de Lev Trotski, Olga Davidovna Kemeneva, titular de una sociedad dedicada a las relaciones culturales; el crítico literario Sergei Dinamov, la traductora May O'Calaghan, el titular de la Academia Estatal de las Artes, Ivan Kashkin; el director de la agencia Tass, Jacob Doletski, y el periodista Karl Rodek, el director del Teatro de Arte de Moscú, Constantin Sergeievich Stanislavski, y el director del Teatro Kamerni, Alexander Yakovlevitch Tairoff, el poeta Vladimir Maiakovski, la funcionaria Ivy Litvinova y la popular Shura Gavrilova, y Bill Heywood, el viejo dirigente obrero.

Al final del día, Dreiser compartió la mesa de la cena con un periodista de la cadena de William Randolph Hearst, Joseph Anthony, y con un abogado de izquierdas, Morris L. Ernst, y su esposa. Dreiser volvió a su camarote y leyó hasta tarde, de tal suerte que no regresó al salón comedor y al grupo con el que había estado la noche anterior sino hasta la hora de la comida del viernes. Antes de retirarse a reposar, el grupo hizo el siguiente compromiso: reunirse a las cinco para bajar a la tercera clase en busca de Diego Rivera, quien también...

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