El agujero en la pared

AutorGabriela Ramos

Ilustración: René Zubieta

Una mañana de enero de 1999, a Sugata Mitra -un profesor en el barrio pobre de Kalkaji, Nueva Dehli- se le ocurrió hacer un agujero en la pared de su oficina, del lado que daba a la calle. Con la idea de que la educación debía ser distinta, colocó en el orificio una computadora conectada a internet, sin teclado y, en lugar de ratón, un touchpad. Abrió el navegador Explorer y esperó.

Horas más tarde, encontró a un niño de 8 años enseñándole cómo navegar en internet a una niña de 6, quien tenía que pararse en la punta de sus pies descalzos para alcanzar a ver la pantalla.

La computadora, que utilizaba Windows NT como sistema operativo y cuyo monitor sólo se podía ver a través de un vidrio enmarcado por ladrillos y cemento para evitar que se lo robaran, era observada por una cámara instalada en un árbol cercano. Mientras, lo que se hacía en la PC se monitoreaba desde otra máquina. De esta manera, Mitra notó que los niños se acercaban más que los adultos y, además, que después de algunas horas de picar el teclado, ya navegaban en internet.

El siguiente agujero se hizo el 4 de mayo en Shivpuri, lugar semirrural que apenas contaba con conexión a internet y en el que, aunque los resultados fueron muy similares a Kalkaji, hubo algunas diferencias. Aquí la computadora se instaló desde el aula de una escuela pública y la pantalla daba a una parada de camiones, lo que incrementaba la cantidad de gente curiosa que se acercaba al ordenador.

El primero en acercarse esta vez fue un joven de 13 años, quien luego de descubrir que si movía su dedo en el touchpad algo en la pantalla también se movía, dio un clic sin querer y así aprendió a cambiar de una página web a otra.

"Nunca había visto un televisor en el que se pudiera hacer algo", le dijo el joven al profesor y, emocionado por el aparato, el chico empezó a llamar a otros niños del vecindario. Esa misma tarde, había 70 niños alrededor de la computadora navegando en internet.

Un año más tarde, Sugata Mitra fue a Madan Tusi, región al noreste de la India en la que no se enseñaba inglés. Ahí realizó otro agujero en una pared y, debido a la falta de internet, instaló unos discos compactos. Tres meses después, regresó al lugar y se encontró con dos niños que, al verlo, le dijeron que necesitaban un procesador más rápido y un mejor ratón.

Sorprendido por las palabras que habían utilizado, Mitra preguntó cómo sabían eso y la respuesta fue contundente: era información que venía en los...

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