Agenda Ciudadana / Pemex: su origen y el futuro

AutorLorenzo Meyer

La disputa

Felipe Calderón declaró el 29 de noviembre: "soy partidario de que se revise la posibilidad de hacer alianzas estratégicas (para la explotación del crudo)"; Andrés Manuel López Obrador respondió: "Les adelanto que no vamos, de llegar a la Presidencia, a privatizar ni la industria eléctrica ni el petróleo". Sus declaraciones le valieron a Calderón aplausos y a López Obrador un silencio "denso".

Las declaraciones citadas se hicieron en el contexto de la campaña presidencial, en la Cámara americana de comercio, ante representantes de empresas extranjeras con una inversión total en México de mil millones de dólares y fueron respuesta a preguntas formuladas por el ex embajador norteamericano en México, Jeffrey Davidow (Reforma, 30 de noviembre). Para el panista, su auditorio era precisamente el que tenía enfrente: los inversionistas, pero para el perredista su audiencia estaba afuera: la mayoría que no está en condiciones de invertir pero sí de votar. Hasta hoy, las posiciones de los abanderados del PAN y del PRD sobre el petróleo encapsulan, como pocas, la naturaleza no sólo de la actual contienda, sino la diferencia entre derecha e izquierda.

El origen

Para valorar plenamente las actitudes de la élite política mexicana en torno al tema petrolero no sólo hay que tomar en cuenta el mercado del combustible, las reservas, las tendencias, las fuentes de la inversión, la tecnología y otras variables similares, sino añadir el contexto histórico-político, que si bien no es determinante sí es importante, pues da o resta legitimidad al conjunto de la política petrolera y económica en general.

La decisión inicial

México entró a la era del petróleo al inicio del siglo XX, cuando la producción superó el millón de barriles anuales en 1907. La primera legislación en la materia la tomó el gobierno de Manuel González, pero la primera ley exclusivamente para la industria petrolera fue de Porfirio Díaz, en 1901, cuando apenas se producían 10 mil barriles al año. El fundamento para dejar la propiedad absoluta del combustible en manos del dueño de la superficie y no del Estado, como lo exigía la tradición jurídica, fue práctico y resultado de un estudio técnico. El gobierno contó entonces con dos informes, uno que aseguraba que México era pobre en petróleo y otro que afirmaba lo opuesto. Supuestamente se tomó como válido al primero por estar firmada por el geólogo con mejor currículum.

Al suponer que había poco petróleo en México, que se necesitaba...

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