Adolfo Aguilar Zinser/ Política exterior

AutorAdolfo Aguilar Zinser

México se precia de tener una política exterior de principios. El respeto a la soberanía de las naciones y la no-intervención en sus asuntos internos, la autodeterminación de los pueblos, la igualdad jurídica de los Estados y el arreglo pacífico de las controversias, son en efecto los cimientos de una doctrina internacional que ha dado lustre a la diplomacia mexicana y que la mayor parte de las fuerzas políticas del país consideran sustento de la integridad política y territorial de la nación. No obstante, el cambio ocurrido el 2 de julio y la necesaria renovación de la política exterior que se vislumbra, son vistos por algunas fuerzas y voces de opinión pública, como un riesgo para la vigencia de estos principios. En efecto, los sectores políticos más conservadores del país -tanto de derecha como de izquierda- ven el peligro de que al defender activamente los derechos humanos y las libertades políticas en el mundo, la diplomacia mexicana rompa con sus principios sacrosantos y caiga en las garras del imperialismo.

Los principios de la política exterior de México no son transitorios, son puntos de referencia básicos que deben normar la conducta internacional del Estado. Así lo han sido y así tendrán que seguir. El cambio político, la alternancia en el poder y las grandes transformaciones que la sociedad demanda, no modificarán el carácter permanente de estos principios. Sin embargo, lo que sí debe renovarse rápidamente es la modalidad bajo la cual se aplican estos principios. Esta adecuación es indispensable, ya que las circunstancias internacionales y el contexto político interno se han modificado radicalmente. Los principios de la política exterior no deben ser vistos como una elaboración teórica de aplicación abstracta. Los principios no son por sí mismos; su elaboración obedece a una idea concreta del interés nacional y a las enseñanzas de una experiencia histórica traumática, plagada de invasiones e injerencias extranjeras. A raíz de la Revolución de 1910, esos principios fraguaron en una simple y sabia doctrina. Cuando Venustiano Carranza, Genaro Estrada, Isidro Fabela y otros grandes internacionalistas delinearon para México los componentes de esta doctrina, nuestro país se encontraba en condiciones especialmente vulnerables y las relaciones internacionales estaban dominadas por la soberbia de las potencias, por las ambiciones de las corporaciones explotadoras de recursos naturales, por las presiones de los banqueros sobre los países...

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