Adiós al cuentero

AutorYanireth Israde y con información de Silvia Isabel Gámez

Como en un cuento redondo, el escritor Eraclio Zepeda ha muerto en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, su tierra, donde creció entre palabras: su padre las repartía en proverbiales sobremesas que congregaban multitudes, pues nunca repetía un relato. "Laco", como le decían los amigos, heredó ese don.

"Relataba un hecho a partir de una anécdota real/ficticia y cada vez que volvía a él, según la gente con la que hablaba, lo transformaba en otra cosa, en otra y en otra. Tenía una capacidad inventiva asombrosa", recordó el poeta Jaime Labastida, su amigo durante seis décadas, ambos integrantes de La Espiga Amotinada, grupo formado también por Juan Bañuelos, Óscar Oliva y Jaime Augusto Shelley.

Escritor, político, profesor, corresponsal de prensa en la Unión Soviética, combatiente durante la Revolución Cubana, actor, narrador oral, Embajador ante la UNESCO, comisionado para la paz y secretario de Gobernación en Chiapas, el autor tenía 78 años. Falleció la madrugada del jueves, tras permanecer hospitalizado por problemas respiratorios.

Había dispuesto que sus restos reposaran en Chiapas, pero ni él ni su esposa, la también poeta Elva Macías, esperaban que la muerte lo apurara, contó Labastida, adolorido.

Su familia confiaba en que este jueves lo darían de alta.

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Los adioses al autor de Benzulul se convirtieron en cascada en las redes sociales. El Congreso de Chiapas lo despidió con un homenaje de cuerpo presente, sobrio, pero con un derroche de aplausos que el Senador tuxtleño Zoé Robledo, presente en el acto, compara con las torrenciales lluvias de mayo.

El Conaculta anunció un homenaje en el Palacio de Bellas Artes para noviembre y el Senado guardó un minuto de silencio en su memoria.

Escritores alimentaban Twitter con frases de "Laco". Armando González Torres compartió: "Quien dice verdá tiene la boca fresca como si masticara hojitas de hierbabuena."

"El se decía cuentero. No creas que son muchos los buenos cuenteros en el País. Otro que conocí fue Juan de la Cabada", destaca Hernán Lara Zavala, quien lo define como uno de los autores mexicanos más importantes de la segunda mitad del siglo 20.

"Es uno de los escritores que siguen a Rulfo en la exploración del campo, pero se centra fundamentalmente en Chiapas. Benzulul es un libro hermoso, imaginativo, que recrea usos y costumbres del lugar, con cuentos pepenados por los caminos en compañía de su padre".

La única forma de trascender, postulaba Zepeda, era tener las raíces profundamente incrustadas...

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