Abasto y distribución de alimentos en México: dinámica económica y configuración territorial

AutorYolanda Trápaga/José Gasca
Cargo del AutorDoctora en Economía por la Universidad de París VIII/Doctor en Geografía
Páginas15-61

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Abasto y distribución de alimentos: una actividad localizada del desarrollo

El abasto y distribución de alimentos expresa las características que asume el desarrollo dentro de un territorio y en un contexto socioeconómico temporal determinados. Así, conforma patrones espaciales que vinculan de manera intangible a productores y consumidores mediante el comercio, que sigue, a la vez, las pautas de comportamiento de los patrones de consumo de la población.

Habría que esperar que, bajo condiciones de estabilidad en el ingreso, y un patrón de consumo relativamente homogéneo de la sociedad, sin la presencia de un sistema de competencia entre los agentes económicos, se pudiera presentar una conluencia perfecta de relación entre espacios de producción y distribución. de la misma manera, si los núcleos de concentración de consumidores permanecieran estáticos en su demanda y en sus preferencias, se conformaría un patrón lineal en el abasto de alimentos.

Sin embargo, las mismas contradicciones del desarrollo, junto con nuevas concepciones inherentes a los modelos de crecimiento econó-

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mico, generan cambios en el comercio y la distribución. Así, el patrón de abasto de alimentos puede conformar hegemonías temporales, las cuales se presentan a partir de una evolución constante de la relación entre productores y consumidores en las que inluyen tanto las transformaciones de la economía como las del territorio. Los diversos modelos de crecimiento que se aplican en la economía pueden impactar de diversa manera los procesos de desarrollo; en tanto que se sustentan en la competencia, generan situaciones desiguales en sectores y agentes económicos y en la asignación de beneicios.
el abasto se ve inluido por esa relación, de manera que su constante es la asimetría social y territorial, que se explica mediante la presencia de varios tipos de ofertas, que llevan a la conformación de distintos segmentos de mercado de consumo en los que interactúan, en distinto grado, intereses y especializaciones de productores, intermediarios y consumidores. ello conforma un patrón de abastecimiento de alimentos hegemónico que conserva, por tiempos indeterminados, algunos rasgos que plasmaron en el patrón otros modelos precedentes.
el abasto de alimentos presenta como rasgo estructurador diver-sas relaciones espaciales que se coniguran en patrón, sistema, red o cadena en las distintas fases de producción primaria de los alimentos, acopio del producto, acondicionamiento y empaque, almacenamiento y transporte hasta su distribución al consumidor inal. en torno a la distribución, la parte más visible en el núcleo de consumo, se conforman distintos canales comerciales que determinan el tipo y la calidad de la oferta, al tiempo que generan cadenas de proveedores y redes de intermediación para satisfacer la demanda. éstas, a su vez, responden a una estructura de consumo tipiicada por diversas maneras de acceso social y coniguración territorial que relejan la desigual distribución del ingreso propia de las economías de mercado.
de la misma manera, la desigualdad en el ingreso no es una condición absoluta para el acceso a los alimentos, ya que sólo determina las posibilidades de gasto y el nivel de consumo de la población en un mercado en el que no quedan demandas insatisfechas. esto es así

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porque la población reduce poco el gasto en alimentación y mantiene un nivel de compra casi constante, de manera que puede concurrir a cualquier tipo de canal.
de cualquier manera, la distribución asimétrica del ingreso se maniiesta en una estratiicación del consumo, distintas posibilidades en la calidad de la alimentación, preferencias cambiantes de los segmentos sociales, localización del tipo de canal en función de los desplazamientos de los consumidores, cierta complejidad en los hábitos de compra y, por último, inluye en la localización del tipo de canal de distribución. La coniguración territorial y las transformaciones en la distribución que presenta el sistema de abasto de alimentos relejan, además de las condiciones que impone el desarrollo económico al lujo y diferenciación de productos y productores, la regulación y el control del mercado, la accesibilidad y la presencia territorial de la oferta, las preferencias de la demanda, las dinámicas de especialización territorial de la producción agroindustrial, junto con los cambios organizacionales que surgen de las tendencias dominantes de la demanda y los avances tecnológicos, que los distintos agentes económicos imponen en la distribución bajo un sistema de competencia.
en México, durante la vigencia del modelo de economía protegida, el estado intervenía en la regulación de precios, para conformar un sistema de abasto social encaminado a los grupos más vulnerables, que llevó a la estructuración de un patrón basado en el comercio minorista estructurado en torno a un mercado mayorista central. en cambio, hoy en día, el sistema de abastecimiento y distribución de alimentos se caracteriza por la transición hacia un patrón dominante típico de economías abiertas y mercados globalizados, controlado por un esquema de competencia entre irmas internacionales y locales que operan mediante una oferta internacional homogénea en alimentos, el cual sigue el modelo de demanda, en el sentido de las necesidades y preferencias de cada consumidor o grupos de ellos, por ejemplo, una alimentación basada en el cuidado de la salud que surge desde las ciudades y ya no sólo de los impulsos de la oferta agrícola [Sanz, 2004].

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Sin embargo, ante las asimetrías del desarrollo, este patrón dominante interactúa todavía con otras múltiples formas de tipo tradicional, las cuales aún permanecen bajo distintos grados de organización comercial, formas de atención al consumidor e incorporación de tecnologías de venta. Así, el sistema observa una gran complejidad en su dimensión económica, mercadológica y cultural, ya que cada forma de abasto corresponde a una funcionalidad económica y social complementaria con otras que, aunque puedan estar marginadas por la competencia, permanecen con cierto nivel de arraigo en las preferencias de algunos segmentos sociales y nichos territoriales, más allá de la homogeneidad relativa en la distribución y en la oferta que impone el patrón dominante de consumo y distribución.

La dimensión espacial del patrón de abasto de alimentos se deine entonces como una distribución territorial y de mercado dominante, la cual, con la evolución de los modelos de desarrollo económico, se ha transformado en un esquema más homogéneo y al mismo tiempo más internacional. La coniguración espacial del abasto se sustenta en el predominio del consumo en las ciudades, especialmente de las metrópolis del país, que modelan el sistema mediante la concentración de la demanda.
con el nuevo patrón, se eliminan etapas de intermediación y se expanden las fronteras del abasto, o bien se torna irrelevante la distancia entre los núcleos de población consumidora y las regiones de abastecimiento. Sin embargo, la distribución tradicional, aunque con diversas restricciones generadas por la competencia de las grandes irmas, permanece a cierta escala regional y urbana. el sistema se distingue por una gran complejidad, que se explica como la coexistencia entre tradición y modernidad, aunque marcada por el arraigo a los hábitos y factores de resistencia al cambio entre la población consumidora.
esas dos dimensiones organizacionales del abasto de alimentos, la económica y la territorial, son resultado de un prolongado proceso evolutivo que releja la adaptación a los requerimientos de un tipo de

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demanda localizada, independientemente de su escala territorial, que debe cubrir el requisito de funcionalidad y eiciencia en la relación entre productores y consumidores. ello obliga a estructurar un mecanismo de intermediación que conforma una o varias coniguraciones territoriales, con una distribución sujeta a los cambios en la alimentación y en los estilos de vida. el pragmatismo de la vida social y del mercado inluye en que el abasto de alimentos se adapte a nuevas necesidades y cumpla con las demandas de las preexistentes. esto explica la señalada coexistencia entre los sistemas tradicionales y modernos que permiten construir redes para atender una demanda en expansión constante.
el sistema de abasto y distribución de alimentos ha evolucionado desde su versión más primitiva, que estuvo presente entre los grupos tribales que, no obstante su estado nómada, podían intercambiar sus productos de la caza y recolección. Sin embargo, con el descubrimiento de la agricultura y la domesticación de los animales se consolidó la vida sedentaria y, con ello, los primeros núcleos de población incorporaron actividades más especializadas y marcaron las primeras diferencias entre las actividades productivas y las distributivas, pero también su interdependencia con las zonas de producción agrícola. esta diferenciación fue resultado de los incipientes procesos de desarrollo que establecieron las primeras especiicidades entre la demanda y la oferta, y que llevaron, posteriormente, a la conformación de un sistema de intermediación que generó las primeras formas simples de intercambio comercial, organización del transporte, surgimiento de mercados y ijación de precios.
con la consolidación de esos primeros núcleos urbanos, las diferencias de especialización económica entre campo y ciudad empiezan a ser muy marcadas. destaca el hecho de que las ciudades...

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