Ximena Peredo / Demolición y justicia

AutorXimena Peredo

Hay cosas que el dinero no puede comprar, replican a su Alcalde los ciudadanos sampetrinos afectados por los "desarrollos" crecidos al margen de la ley.

Multar a los responsables del caos urbano de ninguna forma repone lo perdido, explican. La demolición que proponen, sin embargo, parece excesiva al Municipio e impensable para los inversionistas. Estamos ante un caso que nos obliga a pensar qué es la justicia y qué es la ciudad.

A menudo confundimos lo justo con lo racional. Creer que existe un espacio neutral de discusión entre dos intereses en discordia es ingenuo, pero todavía lo es más cuando creemos que la parte vencedora es la que logra esgrimir argumentos más racionales.

La realidad opera de otra forma, en principio porque no se puede competir entre graves desiguales ni tampoco podemos dejar de observar que las reglas generalmente operan silenciando o desvalorizando los argumentos de determinadas personas.

La mayoría de las personas sedientas de justicia se topan con este problema de escalas que Susan George resume con la frase "demasiado grandes para perder". Podríamos pensar que en San Pedro esta colisión de fuerzas tiene una distribución de cargas más equitativa porque afectados y delincuentes cenan en los mismos restaurantes, sin embargo, el sistema político se sostiene de su capacidad para excluir o para monopolizar el ofrecimiento de soluciones aunque éstas sean chatas o ilegales.

La Mesa de Justicia en Desarrollo Urbano es un triple fracaso no sólo porque fue una ocurrencia "de buena fe" para regularizar lo ilegal, que por supuesto quedó rebasada ante los intereses que involucra el caso, pero también intentó legitimar, utilizando a ciudadanos, una decisión timorata que no atiende al futuro de una ciudad, sino al destino político inmediato del Alcalde y su equipo de colaboradores que, para colmo, terminaron enemistados con todos, como viles coheteros de feria.

Pese a esto, no toda la experiencia de esta Mesa resultó infructífera. Es desesperante que las "autoridades" sigan actuando como si los tribunales no fueran lo que son, fuentes de impunidad y corrupción. En este escenario la experimentación política es una responsabilidad ética de los Gobiernos. Es claro que el Alcalde trató de evadir estas instituciones que reconocemos como...

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